Otoño convertido en zorro


Arde la vista. Un zorro rojizo trota prendiendo fuego a árboles y arbustos. Los abedules incendian sus hojas y el sol horizontal, siempre horizontal, les confiere un fulgor inefable. Corre por la estepa el otoño aullando. Laponia entera sangra con el fin del verano en un ritual estacional. Encarnado el paisaje se consume por unas semanas antes de ceder al invierno. Vendrá la nieve pronto y lo cubrirá todo. Todo menos las huellas del pasado, estas restan bajo el manto aguardando el deshielo.

1500 quilómetros al norte de Estocolmo, 18 horas de trenes y estaciones. De ventanilla y paisajes huidizos. Extensiones ilimitadas de taiga recortadas con plateados lagos y casas de rojo cobre. Un destino anual con el otoño ártico para deleitarse con sus colores, con su vasta inmensidad. Con los paseos por los abedules de tez blanca, el olor de su resina, de los frutos maduros que caen al suelo. Un reno se cruza en mi camino. Se detiene. Siempre se detienen. Pocos metros nos separan. Me llega el olor a pelo húmedo, sudado, que expele su cuerpo, y el vaho que escapa de sus fosas nasales. Es intenso. Agrio. Gira la cabeza y me interroga. Dura fracciones de segundo, pero parece eterno. Nuestras miradas se traspasan y descubro en sus pupilas la naturaleza de esas tierras ignotas. Los severos inviernos superados, la anegada primavera y el breve verano. Pánico por el acechar de los cuervos y los pasos del zorro en la nieve. No llega a un segundo y luego huye, acelerando el paso entre los arbustos hasta desaparecer. 

¿Qué explicarán mis ojos? Siempre se evaden, la naturaleza nos rehuye. ¿Cómo reprochárselo? Los mismos árboles huirían de no impedírselo las raíces. Hasta nosotros nos fugamos, aunque volvamos. Por eso estoy aquí. Huyendo del silencio atronador de la ciudad y conciliarme por unas horas, unos días, con el milagroso otoño estepario. Ceder a la seducción de estas tierras en las que el sol y la noche se acuestan juntos. 




18 degustaciones:

vera eikon dijo...

Hermosas imágenes, y hermosas palabras. Has cerrado el texto con una frase que me dejó sin aliento. He visto a través de tus ojos. Amo ese otoño con su cola de zorro

Besos

STAROSTA dijo...

HOLA

Muy buen blog. Muy bueno. Me gusto de entrada. Te sigo.

Me gusto de esta entrada la manera de describir el lugar, las sensaciones......mucho talento por aqui!!!!!

SALUDO CORDIAL

STAROSTA
(UN PRODUCTO DE SU IMAGINACION)

Aka dijo...

Vera, la última frase, o parecida, me la dijo un hombre que criaba perros en Kiruna (la última ciudad al norte de Suecia, en plena Laponia) y me gustó mucho. Así que se la he robado de alguna manera. Me alegro si he conseguido hacerte ver el otoño a través de mis palabras. Yo me enamoré del otoño en la estepa hace ya tres años, y desde entonces cada principio de setiembre procuro subir unos días... es mi estación favorita, y allí se acentúa su belleza. Podrían ser cuadros de van Gogh.
Un beso

Aka dijo...

Gracias Starosta y bienvenido!
un abrazo

Aina Rotger Vives dijo...

Sí, tanto tus palabras (grises) como las imágenes (ocres) que siempre nos regalas parecen proceder de un mundo muy distinto al nuestro.

i*- La que canta con Lobos dijo...

Preciosas tierras donde el sol y la noche se acuestan juntos.
Describes de manera muy íntima y casi he podido ver al Reno.

Un saludo ;)

Raul Rentero dijo...

escribes de manera tan hermosa que no hacen falta imágenes para ver tus palabras
saludos desde el maestrazgomagico.blogspot.com
RAUL

Aka dijo...

Aina, a saber hasta que punto es eso bueno, cada vez confundo más todos los posibles mundos. Pero, ¿quién ha dicho que solo exista una realidad?

Aka dijo...

Gracias aulladora, si he conseguido que casi percibas el reno no está mal. Si, son unas tierras preciosas en todas sus estaciones, pero especialmente en otoño.

besos

Aka dijo...

muchas gracias por el comentario Raul.
un abrazo

Anónimo dijo...

Tu descripción me ha fascinado totalmente, ¡qué maestría! ¿Es autobiográfica?

çç dijo...

Me parece un lugar delicioso. Es mi primera ojeada a este Blog y presiento que seguiré sus huellas. Fracciones de segundo que se emplastan en un mismo tiempo, parece que se detuviera por una ley innata y misteriosa. Parece como un lugar al que sobrevivir tras asfixia, de belleza, de ausencias y grandeza. Saludos Aka.

Aka dijo...

Melpomene, de alguna manera es autobiográfica. El lugar me enamoró desde la primera vez que lo vi, y desde entonces procuro escaparme aunque sea tres días a finales de verano. El viaje en tren es agradable y dos días allí alimentan mucho.
un abrazo

Aka dijo...

Rider, muchas gracias por el comentario, me alegro te guste lo que has visto. Hay rincones en los que el tiempo se condensa y se detiene, ese es uno de esos donde te sentarías a dejar pasar el tiempo que se sabe imperecedero.
un abrazo

Lu dijo...

Que intenso y dulce, inusual pero muy sensual saber que el sol y la noche se acuesten juntos... hermoso, esa parte me gusta.

Gracias por abrir mi buzón, yo te he estado leyendo constantemente, me gusta cuando menejas las sensualidad como un acto primario...

Te seguiré leyendo. Un abrazo xalapeño.

Lu

Kris Diminutayazul dijo...

emborráchate de paz, de silencio, de belleza y de vida...

(supongo que tendré que tener cuidado con los recuerdos amargos y bellos a la vez, son mi especialidad)

un saludo!

Aka dijo...

gracias Lu, si es muy curioso ver como la noche va tomando forma mientras el sol se resigna a abandonar el horizonte. Un bonito espectáculo durante unos días.

Ánimo con tu relato, seguiré la evolución del mismo en tu página.

un abrazo estepario.

Aka dijo...

lo intentaré cuando llegue el momento Kristel.
Los recuerdos bonitos por definición acaban siendo amargos por el hecho de ser recuerdos... pero no por ello vamos a dejar de coleccionarlos. Además, los productos amargos, si bien no gustan de entrada, con el tiempo se vuelven adictivos.

besos