El canto de una colmena en éxodo



–Escuchad. "La policía y las autoridades vecinas han evitado esta pasada madrugada la entrada de unos mil inmigrantes que han intentado acceder a la ciudad autónoma". 
–Cada dos, tres días el mismo titular. Esto no va a parar nunca. 
–¡Adelante todos ellos! Todavía hay puertas de supermercados sin nadie pidiendo con la Farola en la mano.
–¡Mil! ¡Mil personas saltando la frontera a la fuerza! Por las bravas. ¡Mil personas! En términos militares, casi un regimiento clásico. La invasión beréber, el primer de los sucesivos asaltos a la península en el 714 no debía ser mucho mayor: de doce o catorce mil individuos. ¡Mil! Mil individuos intentando entrar con el argumento de su negritud, su necesidad, el revisionismo de la historia moderna, el equilibrio de supuestos agravios pasados...
–Mil son una buena tajada. Un pueblo más que mediano. Comarcas hay en España que no los juntan. ¿Te los imaginas a todos ellos en tu barrio? ¿En el centro de salud de tu área? ¿En el parque público?
–Yo no tengo que hacer ningún esfuerzo para imaginarme eso. Hay, ya, más de esos en el barrio de mis suegros. Es lamentable, pero allí están creando un gueto en el que cada día resulta más difícil entrar. Me contaron que un piso habitado por africanos utilizaban el retrete para tirar la basura, por no tener que bajarla a la calle, con lo que se atascaba constantemente la tubería general del edificio.
–Ya ves qué lumbreras son. En mi barrio, en un edificio dormían en colchones tirados por el suelo unas veinte personas. En el centro del salón hacían hogueras y ponían perdido el techo. Y encima pagaban cuando querían, mal y tarde. Esta gente está todavía en el neolítico y les estamos forzando a quemar etapas demasiado rápido.
–Nuestra valla es la única que puede uno saltar sin consecuencias legales. Si saltas la de un chalet, un cortijo, una urbanización, un campo de golf, un campo de fútbol..., serás expulsado inmediatamente y usando la fuerza si es necesario. Es muy probable que incluso tengas que enfrentarte a una demanda por allanamiento de propiedad y pagar en consecuencia una multa. De nada te servirá alegar en tu defensa que lo hiciste impulsado por una necesidad imperiosa. Te echarán, y nadie, ningún izquierdista defensor de las famélicas legiones se pondrá de tu parte. Y ¿sabes por qué? Porque no eres de piel oscura, tienes documentación y no estás de moda. Vamos que serás un saltavallas delincuente. Hasta te tendrás que pagar el abogado. Ellos, ellos reciben uno gratis. Una semana allí, y luego un embarque gratis para la península: a buscarse la vida.
–A mendigar en la puerta de los supermercados, con su smarthphone de 300 euros con los coleguillas mientras se fuma un pitillo. A vivir, que son dos días y ya están los pringaetes hispanos para mantenerlos. Desgraciadamente, nosotros sufrimos y sufriremos aún más en nuestras carnes las consecuencias de esta invasión. Poco hábito de trabajo, poca iniciativa, mucha prole y mucha cara es lo que caracteriza a estas hordas oscuras.
–Y en Italia lo que ocurre es aún más grave. En lo que va de año, ya son cerca de 50.000 los que han llegado en barcazas.
–Este tipo de inmigración tiene tintes invasivos, y de no controlarse, Europa, la Europa que hemos conocido, estará perdida. De los partidos mayoritarios europeos que nos han gobernado en las últimas décadas, francamente, soy muy pesimista, y me inclino que no hay nada que hacer...
–¡Quita! Con eso no cuentes.
–Para nada. A la comisión europea este asunto les importa un higo. Ya hace años, Oriana Fallaci pronosticaba una invasión de estas características, y lo único que consiguió fue que los fascistas de extrema izquierda, precisamente, la llamaran fascista.
–Esos de Europa, siempre mirando para otro lado, sin querer entender que Ceuta, Melilla o Lampedusa son la frontera sur de Europa. Desde Europa las ONGs y otros grupos lo único que hacen es presión social, contándonos lo bueno que es el multiculturalismo y ser un país multirracial. Solo pretenden con ello, que nosotros nos encarguemos de todo el "excedente humano" de África.
–No deberíamos permitir que nos multiculturalicen a la fuerza. El otro día leí que en Lavapies ya hay chinches.
–En el hospital del Niño Jesús también. Estamos retrocediendo cincuenta años en higiene y seguridad.
–Lo suyo sería llenar aviones con subsaharianos y aterrizarlos en la Haya, Bruselas, Copenhague, Berlín, Luxemburgo o en cualquier aeropuerto sueco, de donde es la Comisaria de Interior de la Unión Europea, que puso a parir hace unos días a nuestra Guardia Civil de Melilla.
–Es una auténtica vergüenza.
–Por la incapacidad de nuestros gobernantes, su incompetencia o desidia ante este tremendo problema, en Europa están surgiendo partidos de extrema derecha. En otros países, la gente piensa más, y se ha hartado de ver como llega más y más gente de fuera a sus territorios. La gente vota a políticos valientes, a los que buscan soluciones a los problemas reales de la crisis económica, el desempleo y los inmigrantes.
–Esos sí van a frenar en seco esta inmigración desbordante e ilegal. Curioso, que en España ningún partido se haga con este problema.
–Vamos, Spain is different. ¡Joder! Aquí siempre vamos en dirección contraria. Esto está plagado de izquierdistas buenistas que propugnan la eliminación de las vallas fronterizas y acabar con las expulsiones de los que entran de manera ilegal. 
–La extrema izquierda tiene la fórmula para acabar con el paro y la pobreza en España: puertas abiertas a toda África. 
–Vamos directamente al caos. Y todo ello, siempre apelando a la supuesta miseria de la que huyen.
–Hambrientos no parecen los muchachotes saltavallas.
–No seas ingenuo, los que trepan la verja no son los desahuciados ni los hambrientos, son la élite, los más fuertes, lo más granado de sus pueblos. Pueblos que no dudan en abandonar a su suerte mientras marchan a su aventura en este Occidente que tanto desprecian. Vamos, que vienen a la conquista.
–¿Y miserables? La gran mayoría disponen de móviles de última generación y se manejan en internet a la perfección.
–Pero eso, seguro que los de extrema izquierda no lo hablan en las asambleas de los barrios donde los parados españoles se cuentan por miles. ¿Es con esas medidas con las que piensan arreglar el paro de España? ¿Abriendo las puertas a cientos de miles de nuevos pobres?
–Cinco litros de agua no entran en una garrafa de dos. Aquí simplemente no cabe ya más gente. 
–No puedo con estos nuevos fascistas de izquierdas. Con todos esos que van por la vida de santón civil, como mahatma, iluminados hablando del karma y las propiedades del té verde. Al barrio de mis suegros los mandaba yo a todos ellos. Veríais que rápido se dejan de utopias. Es fácil mantener ese discurso mientras el servicio doméstico latino te saca el polvo de las estanterías, o recoges lechugas en tu invernadero alternativo. Que mantengan una convivencia vertical una temporada con los vecinos difícilmente integrables del barrio de mis suegros, y luego me digan que opinan.
–Son unos laicos acomplejados y neuróticos que beben en todos los benditeros. Este país está lleno de monjas con vaqueros que se creen más buenas porque aguantan más. 
–Esos pijos progre, los únicos inmigrantes que han visto han sido por la tele.
–Están cegados por las anteojeras de lo políticamente correcto. Sólo verán el problema cuando la valla que salten sea la de sus casas. Allí quiero oírlos defender las necesidades que esos pobres inmigrantes padecen, y justificarlos con la injusticia histórica que han padecido. Pero mucho me temo que no, que llamarán a la guardia civil que tanto les gusta criticar. Y más aun, me temo que entonces será demasiado tarde. 
–Madre mía, como los españoles sigamos con esta tendencia loca de votar a los partidos de extrema izquierda anti-española, vamos todos listos. ¡Barra libre! Llegan y tienen derecho a todo, en las mismas condiciones, o mejores que el españolito.
–¡Bah! Tampoco los partidos mayoritarios son mejor. Una pandilla de inútiles. los unos y los otros, que con sus respectivas políticas de "papeles para todos" han contribuido a hundir este país. Los actuales: unos inútiles. Les limpian las botas a presidentes impresentables de los Estados Unidos, pero son incapaces de articular una sola política de vecindad con Marruecos. El acuerdo de pesca suspendido, dejando en la calle a nuestro pescadores, y sin política común en el control de las fronteras, que se traslada en verjas asaltadas sistemáticamente, una semana tras otra. ¡Inútiles! 
–Podría irse para allá este rey tan campechano que tenemos antes de retirarse y acordar alguna cosa con su "primo" el sátrapa de Rabat. Menudos unos lazos familiares que tiene nuestro mataelefantes. 
–Eso, que nos proporcione otro titular de prensa inolvidable como ese: "Los amigos del golfo", en alusión a su último viaje por Arabia. 
–Pues mira por donde, a esos jeques medievales del desierto, que deben ser sus primos lejanos, si que no me importaría que se los trajese para España.
–Que venga su dinero, pero no ellos con sus chillabas y su machismo retrógrado. Que luego aquí la arman gorda. 
–Quita, quita, que se queden con todo su dinero. Que aquí no lo queremos. Son esos millonarios los que se aprovechan de los musulmanes que se nos cuelan en el país. A los chavales musulmanes es muy fácil comerles el tarro, y prometerles un paraíso lleno de mujeres. Cualquier barbudo en la mezquita del barrio puede más que toda la educación laica que les ofrece la escuela. Todos los ciudadanos españoles y europeos sabemos que en nuestros países viven miles de islamistas dispuestos a convertirse en terroristas yihadistas a la primera oportunidad que se les presente. Estos individuos viven entre nosotros, se aprovechan de nuestros estados del bienestar, de la Seguridad Social, la sanidad, etc... En fin, que viven a costa nuestra y no cesan sin embargo de mostrarnos su odio contra nuestra sociedad de libertades. Somos tan tontos que les damos facilidades.
–Cualquier día de estos atentarán en quién sabe dónde, y encima dirán que son españoles. Que les hemos tratado mal. Que somos racistas. Cuando en realidad lo que somos es gilipollas. 
–La izquierda española ha perdido el rumbo. La izquierda simple fue anticlerical, laica, pero estos progres de mierda, sólo le hacen ojitos a los pobres moritos  Los rojos ya no son lo que eran. Este país está para salir corriendo y no parar. 
–Los intelectuales rojetes han encontrado en ellos a los nuevos "explotados" que defender, y éstos en pago deben llevarlos al poder. Para ellos, si el pueblo ya no conviene, hay que cambiar de pueblo. La extrema izquierda propone el derecho a votar y a ser elegido por los inmigrantes en las elecciones locales, al igual que defienden la nacionalización automática para todos los nacidos en los países europeos de padres extranjeros. Consideran a los inmigrantes como la fuerza revolucionaria que engendrará una sociedad regenerada.
–El "¡Proletariados del mundo, uníos!" ha muerto. Viva el "¡Inmigrantes de todo el mundo, colonizadlos!" 
–Al inmigrante le corresponde realizar la nueva utopía en lugar del proletariado local. La idealización del inmigrante ha conseguido que los trabajadores locales ya no sean defendidos por los intelectuales de izquierda. Los locales somos incluso una clase a combatir, ya que cada vez les votamos menos.
–Los nuevos marxistas de Frankfurt viendo que la población europea no sigue el camino que ellos querrían han visto en los inmigrantes su pieza clave para sus renovados planes. Con ellos piensan destruir la sociedad europea e imponernos sus ideales trasnochados. Los saltavallas no son más que meros caballos de Troya en manos de individuos que deberían estar en la cárcel como criminales que son.
–Tarde o temprano la mayoría europea, que ya ha expresado su voluntad contra la inmigración invasiva e ilegal, no aguantará más esta imposición infame, esta transhumancia y derribo de los estados-nación, con su economía, democracia, derechos, cultura, tradiciones, avasallamiento y limpieza étnica, que pisotea su dignidad y se levantará. Como siempre ha ocurrido en la historia. Y luego..., lo de siempre: se veía venir, se veía venir...
–Pero nadie lo vio...



Los necios siguen hablando mientras abandono llorando el local. 
Fuera, en las calles el canto de una colmena en éxodo.
Colmena que baila en círculos en torno a un verbo.
Apegada a ese verbo inexpresado y expresivo:
Soy.
Soy en mi tierra y soy fuera de ella.
Soy sufre.
Soy, encerrado, lejano e inacabado.
En deriva.
Soy hacer.
Soy vida.
Soy.

No es una local, son muchos. Edificios enteros. Manzanas. Vecindarios extensos por los que fluye el miedo. El miedo llega en cayucos. En pateras. El miedo salta vallas. Y los cobardes aguardan lejos de la costa, tras sus ventanas. Ya no ven a la persona, solo la excusa que justifica su miedo. Los de fuera no son humanos. Los deshumanizamos. Son excusas. Excusas para todas nuestras incompetencias y problemas. Ellos no sufren, pero nosotros sufrimos sus consecuencias. Lo nuestro es un derecho de nacimiento, no de mérito. Ellos "no son" a nuestros ojos. No son nada, y por ello nos aterran. Impiden la acomodación. Exhiben la fragilidad del orden establecido, al margen del sistema pero que al mismo tiempo tan bien representan al sistema. Nuestro sistema. El que les ha censurado el rostro, dejándoles sin facciones, pudiendo proyectar en ellos lo que nos asusta y disgusta, achacarles los miedos, las culpas y las vergüenzas que nos pertenecen pero no queremos aceptar. Esa es nuestra fragilidad. Ellos solo un verbo.

Soy.
Soy en mi tierra y soy fuera de ella.
Soy sufre.
Soy, encerrado, lejano e inacabado.
En deriva.
Soy hacer.
Soy vida.
Soy.