De los trescientos treinta números de Sarajevo marcados al azar, aproximadamente uno de cada quince tiene puesto un contestador automático.
Buenas noches. Mi nombre es Aleksandar Krsmanović. Le llamo porque estoy tratando de averiguar algo sobre una amiga de la infancia que durante la guerra civil huyó de Visegrado a Sarajevo. Su nombre es Asija. He agotado todas las vías: oficinas de empadronamiento, Hacienda, Internet, etcétera. Sin éxito. No le digo su apellido porque lamentablemente no estoy seguro de si es el correcto. Si sabe de alguien con ese nombre le ruego que se ponga en contacto conmigo llamando al cero–cero–cuatro–nueve–uno–siete–cuatro–ocho–cinco–dos–seis–tres–seis–ocho. Asija tiene hoy veinte años y pico y tenía entonces el pelo rubio, un rubio muy claro. Muchas gracias.
Buenas noches, soy Aleksandar. ¿Asija…?¿Estás ahí…? Coge el teléfono por favor… Te echo de menos, sabes, y si cogieras el teléfono quizás pudiera decirte qué es lo que exactamente echo de menos de ti. En diez años se van acumulando cosas. ¿Cómo llevas el pelo?¿Te gusta la carne picada? A mí me encanta. A partir del lunes estaré en Sarajevo. Cero–cero–cuatro–nueve–uno–siete–cuatro–ocho–cinco–dos–seis–tres–seis–ocho.
¿Asija? Hola, soy Aleksandar. El lunes es el mejor día para comenzar algo. Hace casi diez años que nos vimos, o alrededor de quinientos veinte lunes, lo que no parece mucho. Pero pensándolo bien es una buena cantidad de lunes en que se hubiera podido comenzar algo. Me gustaría saber todo lo que has comenzado en tu vida, yo continuaré algunos días donde una vez terminó lo mío. Cero–cero–cuatro–nueve–uno–siete–cuatro–ocho–cinco–dos–seis–tres–seis–ocho.
Disculpe la molestia. Había una vez una chica rubia que atendía al nombre árabe de Asija y un chico de pelo moreno con el nombre de Aleksandar, que de árabe no tiene nada. Existe la posibilidad de una historia de amor: los padres podrían tener creencias religiosas y oponerse a la religión, las convenciones les serían desfavorables en cualquier caso y la guerra acentuaría aún todas las adversidades. Una cosa terrible porque es el corazón el que decide, etcétera. Tengo que decepcionarle. Asija y Aleksandar eran demasiado jóvenes para una historia de amor. No tenían aún sensibilidad para el potencial trágico de su suerte y su posible desgracia. Asiya, ¡la protegida! Aléksandros, ¡el protector! ¡Huy! Los dos se cogían las manos y encendían la luz, en un tiempo en que sólo un loco se hacía el distraído. Cero–cero–cuatro–nueve–uno–siete–cuatro–ocho–cinco–dos–seis–tres–seis–ocho. Éste es mi teléfono, por si quiere saber más detalles. Disculpe las molestias.
Sí, buenas noches. No soy nadie particular. Mi historia no es nada particular. Buenas noches. Llego tarde a todo. Llego tarde a lo particular. Llego tarde a mi biografía. Buenas noches, Bosnia, llama alguna vez: cero–cero–cuatro–nueve–uno–siete–cuatro–ocho–cinco–dos–seis–tres–seis–ocho.
Asija, buscaré tu pelo y tu frente en todas las caras. Sembraré tu nombre como una semilla en todas las conversaciones, esperando que se transforme en flor. Querido contestador automático, ¿conoce usted una flor llamada Asija? Si es así llame al cero–cero–cuatro–nueve–uno–siete–cuatro–ocho–cinco–dos–seis–tres–seis–ocho. Disculpas.
¿Oooiga? ¿Oooiga? ¿Hay alguien? No tengo ni idea de quién es usted, yo soy Aleksandar Krsmanović, estudiante, nieto, refugiado, melenudo, orejudo, un ser en busca de la memoria. En busca de una chica. De una mujer, propiamente dicho. Asija. ¿Conoce usted a Asija? Me encontré una vez a un soldado demente que buscaba una tal Emina. ¿Conoce usted una tal Asija? Busco de forma programática. El programa consiste en la transfiguración de mi propia historia y en listas interminables. Cero–cero–cuatro–nueve–uno–siete–cuatro–ocho–cinco–dos–seis–tres–seis–ocho.
Saša Stanišić
Cómo el soldado repara el gramófono (2008)
Ediciones Alfaguara, Madrid, 327pp
traducción Richard Gross
3 degustaciones:
Pensaba que era tuyo. Si Asija estuviera detrás de la quinta llamada...te quedarías sin respuesta.
Muy bonita la escena.
Vaya, me halaga que pensases que el texto era mío, pero esta vez no. Se trata de un fragmento de la novela de un joven escritor bosnio. Comparto nombre con el protagonista, pero todavía no me ha dado nunca por llamar a números al azar de la guía de teléfono para localizar un amor platónico... aunque quién sabe
un abrazo
Vaya.. yo también creí que era suyo...
Bonito nombre.
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