La Casa de la Infancia



  Oscuro, oscuro. Mi padre está ahí. No lo veo, pero en la Cedeí oigo sus pasos sombríos y ajenos en la habitación contigua, que recorre incansable de un lado a otro. Yo estoy haciendo los deberes, doncella de Orleans, y tengo un papel escondido debajo del cuaderno en el que deseo escribir palabras, mis palabras, y lo que luego pone es completamente distinto de lo que había pasado por la cabeza hace un momento, no suena ni dice nada, y empiezo a emborronar, orejas de burro en las letras jorobas, panzas gordas, hombrecillos con rabo, y después rayas gruesas y negras, muy juntas, tapar, borrar, todo es negro.
  Estoy sentada al piano practicando escalas, melódicas, en las que es difícil descender, a contracorriente, y de pronto dejo caer la mano izquierda y busco con la derecha una melodía que llevo dentro, una melodía perdida, magnífica, pero no logro encontrarla y empiezo a golpear las teclas con las dos manos, en unos acordes coléricos y broncos, hasta que alguien aparece en la puerta y grita "estás loca" y mis dedos vuelven a separarse y a encontrarse, seis sostenidos, fa sostenido mayor.



Marie Luise Kaschnitz 
La Casa de la Infancia (1956)
Traducción Rosa Pilar Blanco (2009)
Editorial Minúscula, Barcelona, 137pp


















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