Verdugos



Tanariwen - Amassakoul N'Ténéré



Pero, ¡qué demonios! no sólo los cerdos y los pájaros del cielo viven de carroña. 
¡Nosotros hacemos lo mismo!

–Y cuando un chiquito está enfermo con fiebre intermitente, la mejor manera de curarlo es darle sangre raspada de la espada del verdugo. Eso lo sé desde que era chico –dijo el viejo–. En el pueblo era cosa sabida, y la partera la conseguía en casa del verdugo. ¿Acaso no es así, maestro?
El verdugo ni lo miró. Ni siquiera se movió. Apenas si, a la vacilante luz de la candela, podía vérsele el rostro enorme oculto en la sombra de su mano.
–Sí. El mal tiene poder curativo, es innegable –dijo el viejo–. Lo espantoso es la predilección de la gente por todo lo que tiene que ver con eso. De noche, cuando vuelvo a casa, al pasar frente al collado del patíbulo, se oyen ruidos y pasos que hacen que a uno se le pare el corazón de miedo. De ahí es de donde los boticarios, los charlatanes y otros hechiceros sacan las inmundicias que los pobres y los afligidos pagan después tan caro, con el sudor de sus frentes. Se dice que allí hay cadáveres a los que se les han sacado hasta los huesos, tanto que ya no puede decirse que hayan pertenecido a la gente alguna vez en la vida. Sé tan bien como ustedes el poder que eso tiene, y no es posible evitarlo cuando la necesidad es grande. Lo sé por mi mismo, y lo he probado en mi mujer también. Pero, ¡qué demonios!, no sólo los cerdos y los pájaros del cielo viven de carroñas. ¡Nosotros hacemos lo mismo!

"El verdugo" de Pär Lagerkvist 


Leo esta mañana en las noticias las declaraciones de un testigo anónimo del primer caso de lapidación desde que el norte de Malí fue tomado por islamistas radicales y tuaregs armados. "Yo estaba presente en el lugar. Los islamistas llevaron hasta el centro de Aguelhok a la pareja no casada (…), los metieron en dos agujeros [excavados en la tierra] y los verdugos los lapidaron hasta la muerte". Una turba de 200 personas escogidas por los organizadores de la lapidación se encargo de cumplir la sentencia. Su pecado: vivir juntos y tener dos hijos sin estar casados. Con las primeras piedras, la mujer se desvaneció, el hombre gritó una vez para luego callar según el mismo testigo anónimo.

Un poco más abajo, en el mismo periódico, un coronel de los Estados Unidos describe como desde Siracusa (Nueva York) observa la vida de una familia afgana durante días mediante un avión no tripulado: "Madres con niños. Padres con niños. Padres con madres. Niños jugando al fútbol", y llegada la orden dispara a 11,200 kilómetros de distancia sobre un miliciano. Eso sí, solo cuando mujeres y niños no están cerca, aclara. Luego abandona su silla acolchada y sus pantallas y conduce hasta su casa para ayudar a sus hijos con los deberes. "Nadie en mi círculo más cercano es consciente de lo que ha pasado". "Hay una muy buena razón para matar a estas personas. Me lo repito una y otra vez", comenta en el mismo artículo otro oficial. "Pero nunca te olvidas de lo que ha ocurrido".

Luego sigo leyendo otras secciones: la de sociedad, la de cultura, e incluso la de deportes, hasta que me canso de explorar el mar de novedades diarias y vuelvo a la rutina del trabajo. Horas más tarde, al abandonar la oficina, me armo con los auriculares y me dejo llevar por la música de vuelta a casa. Dando un rodeo. El día es bueno, y eso aquí hay que aprovecharlo. Al cruzar el jardín botánico sin embargo me descubro llorando. Las noticias han vuelto a la memoria y ahora lloro. Pero no lloro por las noticias en sí, no por las víctimas anónimas. Lloro por mí, al descubrir la insensibilidad que me habita. Descubrir lo perturbadora que resulta la maldad humana y no descomponerme. Leer cosas como estas sin derramar una lágrima al momento, mientras lloro con estúpidas escenas prefabricadas en la mayoría de las películas. O en la melodía de ciertas canciones. E incluso en los párrafos de ciertas novelas.

A qué grado de descomposición ha llegado mi sensibilidad y empatía, que al leer estas noticias no se me eriza la piel. Al conocer la barbaridad de las masas, las injusticias de verdugos que siegan vidas condenadas a morir sin juicio. Verdugos que no miran a sus víctimas a los ojos, que no se cuestionan su actividad. La ejecutan a miles de kilómetros o escondidos en una turba de gente, y se retiran a la comodidad de su hogar. ¿Por qué el periodismo debe ser tan antiséptico e impersonal? ¡No es suficiente con informar!, el periodista es nuestra mirada al mundo, el tacto, el oído, son nuestros sentidos, la vía de percibir los acontecimientos. Debería existir un periodismo más humano, más poético, que despertase la empatía del lector. Que incomodase en estos casos al cliente cómodamente sentado en su silla o en su sillón. Aunque fuese por unos momentos. Que le inundase la rabia de impotencia por la dimensión de injusticias que tienen lugar en todos los rincones del planeta.

"Creo que para estar muerto, es decir para ingresar a la eternidad, es preciso que el hombre tenga méritos suficientes. El ingreso a la eternidad exige que el hombre haya sabido vivir por encima y no por debajo del sentido vulgar que se atribuye a la existenciaPär Lagerkvist





Las fotografías corresponden a instantáneas tomadas en campos de refugiados afganos obtenidas de https://www.facebook.com/TheEyesOfChildrenAroundTheWorld
Tras leer las noticias mencionadas necesitaba añadir unas motas de color en la entrada, y mostrarme a mi mismo que aún en las peores condiciones la esperanza de una vida mejor sobrevive, y que los niños siguen siendo niños cuando se les deja.  



Erlebnisse



L'ham de foc - Voldrien




La vida es lo primero y está siempre presente, y las abstracciones del conocimiento son lo segundo y se refieren sólo a la vida. El pensar está en la vida, y no puede, por tanto, ver detrás de ella.
Wilhem Dilthey, 1944, Introducción a las ciencias del espíritu.


Las ciencias del espíritu (Geisteswissenchaften) se diferencian de las ciencias de la naturaleza (Naturwissenschaften), en primer lugar, porque éstas tienen como objeto suyo hechos que se presentan en la conciencia dispersos, procedentes de fuera, como fenómenos, mientras que en las ciencias del espíritu se presentan desde dentro, como realidad, y, originalmente, como una conexión viva. Así resulta que en las ciencias de la naturaleza se nos ofrece la conexión natural sólo a través de conclusiones suplementarias, por medio de un haz de hipótesis. Por el contrario, en las ciencias del espíritu tenemos como base la conexión de la vida anímica como algo originalmente dado. La naturaleza la "explicamos", la vida anímica la "comprendemos".
Wilhelm Dilthey, 1945, Psicolología y teoría del conocimiento.


El perro hizo miau y el gato guau.


Todo va bien, me dije, no voy a dejar que las circunstancias me arruinen el día. Horas antes había amanecido en un día radiante.  Y antes, aquella noche, hicimos el amor durante horas, como si ambos no supiéramos hacer otra cosa que querernos. Con la mañana: el marco de la ventana y una taza, infusión de canela, cobijada entre mis manos. Fuera, al margen de mi existencia, un gorrión joven y un carbonero común comparten las semillas de una piña. Luego, agotada la taza, me calcé los zapatos –el mismo lazo que aprendí treinta años atrás–,  el pañuelo alrededor del cuello y la mochila sobre los hombros. La puerta de casa, los escalones, el portal, y el exterior al otro lado. Revoloteo de pajaritos. Pasos decididos pero dilatados entre las aceras, la biblioteca no abre hasta las nueve. Una vez retornados los libros iré al departamento, como siempre, a trabajar unas horas, pensaba entonces. Lo nuevo sólo puede manifestarse a partir de la tradición, de la historia. Se encuentra en el abismo que se da entre lo que hubo y lo que todavía no ha llegado. Ese abismo, ese "entre" y su percepción es lo que imposibilita, por una parte continuar con la costumbre, por otra parte comenzar con lo nuevo. En ese "entre" creo haber entrado al sentarme en una cafetería tras dejar los libros en la librería en lugar de dirigirme directamente a la oficina. Ese abismo que conduce al futuro todavía incierto, siempre incierto, pero más perceptible que el propio presente. Escribió Ortega y Gasset: "La vida es una actividad que se ejecuta hacia adelante, y el presente o el pasado se descubren después, en relación con ese futuro. La vida es futurización, es lo que aún no es". Algo raro respiré en el ambiente de aquella cafetería. No en la cafetería en sí misma (otras veces me he detenido en ella), pero en el ambiente dentro de mí mientras permanecí en ella. La relación entre el yo y las circunstancias ha virado alterando el ámbito en el que se hace presente todo, en la manera de experimentar la realidad, de interpretar las vivencias. Un sendero perdido que ha interrumpido un camino, pero sólo uno entre todos los posibles. En el fondo el destino de todo camino es la interrupción, el destino de todo camino es aproximarse al cruce, en la misma medida que no tiene final, y no tiene final porque no llega, porque no puede llegar. Una senda hasta entonces oculta ha despertado entre desayunos relajados. Un sendero que se detiene en lo no hollado, ante lo no hollado y desaparece. No es que todavía no esté hollado, sino que "es" no hollado, y va a seguir siéndolo, porque ése es su ser. Percepción de camino. Un espejismo teñido de realidad que creo creer que me conduce a lo impenetrable, abriendo una vía suplementaria. He accedido a lo impenetrable, he abierto un acceso al mismo y ahora puedo andar por él, y al hacerlo he perdido el camino mismo, borrando lo impenetrable. Veo con mayor claridad los ayeres por donde paseo. La intrínseca temporalidad de la vida, captada en su marcha en el tiempo. ¿Pensar la vida es pensar el tiempo? Ahora, en lo impenetrable, que ya ha dejado de ser impenetrable, someto la vida a una realidad diferente. Visualizada desde el interior, a impulsos percibidos desde el interior en interacción con la realidad exterior, despliego la dinamicidad y la expresividad de la vida. Hoy el perro hizo miau y el gato guau.




Wilhelm Dilthey (1833-1911) es el pensador más importante del historicismo alemán. 
Su obra más conocida, la Introducción a las ciencias del espíritu (1883), 
da inicio a su proyecto de “crítica de la razón histórica”, 
que tenía como objetivo encontrar 
un fundamento epistemológico sólido 
para las ciencias humanas.

Información obtenida de aquí, consultar para un mayor conocimiento de su obra:

Fernández Labastida, Francisco, Wilhelm Dilthey, en Fernández Labastida, Francisco – Mercado, Juan Andrés (editores), Philosophica: Enciclopedia filosófica on line, URL: http://www.philosophica.info/archivo/2009/voces/dilthey/Dilthey.html

Miro... sólo se ve oscuridad



Tom Waits - Everything goes to hell



"Nos preguntamos por nuestro pasado y tropezamos con un ataúd".
Nazik Al Mala'ika (Bagadad 1923 – El Cairo 2007) 
(del poemario: Chispas y cenizas, 1949)




Nos preguntamos por nuestro pasado y tropezamos con un ataúd.

En nuestros pasos existía un pasado que ahora resta muerto. Sus recuerdos han sido borrados con los años y rendidos se han tendido entre los muertos. Busqué durante tiempo su estela con la esperanza que la marea preservase su memoria. Devolverle la vida de entre las olas. Pero las manos del mar están vacías de recuerdos. En el fondo, en la profundidad del abismo, donde no alcanza la luz se amontonan sus huesos. La arquitectura del pasado donde se resguardan porciones de corazones embalsamados en el no olvido.

Nos preguntamos por nuestro pasado y tropezamos con un ataúd.

Huesos ciegos de labios vacíos que ya no sienten hambre. Ojos mudos ensimismados en un tiempo descolorido. Nadie llora bajo el agua. Las desgracias ya no provocan lágrimas. La sal escuece y reseca. Los sentidos son náufragos, restos depositados en manos marchitas agitadas por el vaivén de un oleaje desconocido.

Nos preguntamos por nuestro pasado y tropezamos con un ataúd.

Se escucha el zureo de las palomas y de pasos que caminan suavemente mientras contemplo el color triste del pasado y lloro por todos los corazones ingenuos. Los corazones envueltos en mantillas arrullados con susurros en un cielo emplumado ceniciento rojizo.

Vuelve la tórtola de garganta gris vinoso.
Sus gemidos traen la oscuridad, la queja lejana de los que gimen y lloran en la noche. El llanto contínuo de los que sueñan con la claridad en una profunda e impresionante noche. Del que sonríe complaciente a su asesino, conteniendo el dolor de la herida. El que baila con el corazón apuñalado: herida que es danza y sonrisa. El corazón humillado y regalado que duerme degollado en el pasado.

Nos preguntamos por nuestro pasado y tropezamos con un ataúd.



Obra de Arnold Böcklin

Julio 1995



Beirut - A sunday smile


Nada que hacer y nada que esperar.
La soledad, el silencio, el olvido.
Cafés bebidos sin hablarse, sin mirarse.
Punto fijo que define el vacío,
donde se enclavan inexpresivos ojos.
Mirada al pasado, inerte el presente, inexistente el hoy.
Pasos arrastrados de espíritus derrotados.
Rostros cinzelados con el horror.
Por el fusil sobre la sien.
Por las espaldas perforadas.
Por el carmín en las cunetas.
Por los cuerpos enterrados.
Los cuerpos despreciados.
La culpa del superviviente.
Podría haber sido yo.
Podría haber sido mi hermano. 
Mi padre el que yace bajo tierra.
Pedazo de tierra,
de vívido azul que fluye entre ondulantes montañas,
que siente el hambre de sus huesos.


"Rostros de Srebrenica" capturadas de aquí.

Los acontecimientos de Srebrenica constituye el mayor asesinato masivo en Europa desde la Segunda Guerra Mundial. Consistió en el asesinato de más de 8.000 personas, especialmente la eliminación de varones musulmanes bosnios, pero la masacre incluyó el asesinato de niños, adolescentes, mujeres y ancianos con el objetivo de conseguir la limpieza étnica de la ciudad. El juez Theodor Meron que presidió la cámara del Tribunal Penal Internacional para la ex Yugoslavia declaró los sucesos como un acto de genocidio:

"Buscando eliminar a una parte de la población bosnia musulmana, las fuerzas serbo-bosnias cometieron genocidio. Seleccionaron para su extinción a cuarenta mil bosnios musulmanes que vivían en Srebrenica, un grupo particularmente emblemático entre los bosnios musulmanes en general. Despojaron a todos los varones prisioneros, tanto militares como civiles, jóvenes como mayores, de sus pertenencias e identificaciones; y deliberada y metódicamente los eliminaron, únicamente en razón de su identidad".


Sobre el diafragma



Sarah Jaffe - Pretender

Un beso delicadamente depositado sobre la superficie de un mar acristalado, mientras pasea titilando el verano silvestre a paso de corzo. Rosan los helechos y se eleva una brisa de aleteos albos en un pulmón con el que respirar vida.

Percepción íntima e instantánea sin necesidad de razonamiento. 

Se funde el sol al crisol rosado del cielo. 
Cae sobre la vertical. 
Todo el peso sobre el diafragma. El del beso íntimo confiado en el pecho, que posee todas las palabras que quiero decir y no encuentro.
Un mar, un beso, un silencio.




Obras de  Paul W. Ruiz, sustraídas de su página web.  


Sangra mi sonrisa



Sweet Sweet Lies - The day I change


A veces mi sonrisa sangra. 

Sangra, 
cuando cree haber extraviado por el camino al niño que capturó el sol en sus juegos. 
El que colgaba boca abajo de la rama, mimetizándose con las  vainas del algarrobo. El que, como zarcillo, se enfilaba a por los higos llegado el verano, y lamia de su cuerpo la sal robada a la mar. A aquel secuestrador de lunas que soñaba con el Océano de las tormentas, o el Mar de la serenidad, en atardeceres sentado junto a los rederos del puerto. Partiendo piñones con una piedra o desmigajando pan seco para placer de las gaviotas. Para gozar del vuelo de sus risas. 

                       Risas de una mar como tus ojos garzos

Risas trasmutadas en lágrimas cuando la ruda mano del pescador golpeó y viró la cabeza de un pulpo. Se quebró aquella tarde el corazón sobre el muelle. 
Rehilaban los maderos, 
tiritaba el corazón, 
parpadeaba el sol muriente. 
Es entonces, cuando creo haber desatendido aquel corazón flameado, cuando aflora la sangre como oleaje de amapolas en campos sembrados. Con toda su viveza y brutalidad.

Sangra,
cuando en la noche, haces tuya la luz de la luna. Cuando viendo sus fulgores vistiendo tus pechos, percibo los rumores de esta pequeña Babilonia que cimienta mis deseos. Deseos confusos e inteligibles. Deseos que tomándote por la cintura confío en descifrar. Ese siempre querer partir, y nunca querer llegar que me habita. 
Ese temor por la vida, 
o la muerte, 

                        que al fin y al cabo son lo mismo, 

que quedó enmarañado en un muelle a la deriva. 
La cabeza del pulpo volteada.
Se cierra el mar al caer tus párpados. 
Respiro azul.
Azul que apacigua, 
y exhalo cerúleos deseos junto a tu azulina sonrisa nocturna. 
Y sangra. 
Sangra la mía cuando tus ojos y tus labios se duermen. 

Marea de amapolas en mi boca.













ilustraciones  en tinta de  Matt Boyle, sustraídas de su página web.  

Mocking bird dragging up a past life (2008)
Woman eating octopus (2007)


















ilustraciones de Lotte Klavers
publicadas en su blog







Baile de costillas


Mohsen Namjoo - Nobahari


El hambre es muerte. 
Es muerte despistada. 
Muerte que se demora. 
Olvidadiza pero que invita al baile de sus huesos. 
Transmutación irrevocable en costillas. 
En párpados caídos en la horizontal del rostro. 
Pupilas despigmentadas extinguiéndose.  
Muerte sin cicatrices. 
Muerte de llantos infantiles.
Revuelo de moscas.
Jinete de moscas.
Muerte y solo muerte.
Muerte al fin y al cabo.
Muerte.

La crisis en algunos países consiste en renunciar a un coche nuevo. En otros se cuantifica en número de parados, en otros en número de muertos. La verdadera crisis es la del alma, y es esa la que debería rescatarse. Igual que la cultura no puede vivir una crisis por el dinero, no hay crisis de creatividad, solo hay una crisis de la industria. No debe aceptarse que exista una crisis humanitaria con el fin de salvar los mercados. La vida, la muerte, son incalculables. De naturaleza infinitas, no caben en las cifras. Ni pueden –ni deben– entrar en las estadísticas económicas.




ilustraciones  en tinta y acuarela de  Castro "Skount", capturadas de su blog:  
http://www.skount-works.blogspot.se/  

Cuando abrió el tercer sello, 
oí al tercer ser viviente, que decía: "Ven". 
Miré, y vi un caballo negro. 
El que lo montaba tenía una balanza en la mano.
Y oí una voz de en medio de los cuatro seres vivientes, que decía: 
«Dos libras de trigo por un denario y seis libras de cebada por un denario, pero no dañes el aceite ni el vino»

Cuando abrió el cuarto sello, 
oí la voz del cuarto ser viviente que decía: "Ven".
Miré, y vi un caballo bayo. 
El que lo montaba tenía por nombre Muerte, y el Hades lo seguía: 
y les fue dada potestad sobre la cuarta parte de la tierra, 
para matar con espada, con hambre, con mortandad y con las fieras de la tierra.


La casa de los huesos


Soap&Skin - Goodbye




No hay mayor negocio 
que vender a gente desesperada 
un producto que asegura eliminar la desesperación. 
Aldous Huxley

Cada fracaso enseña al hombre algo que necesitaba aprender. 
Charles Dickens


La noche golpea las ventana. Baila una cortina carmesí en la casa de los huesos. En ella los rostros de hambruna enmarcados se asoman al exterior solo a través de los ventanales. Cada parto que tiene lugar entre sus muros trae al mundo gemelos: el humano y sus miedos. 

El niño de suave rostro mira la expresión seria y ceniza de la madre. "¿Por qué no puedes tu también ser agua?" le pregunta desde el suelo. Cuando era más pequeño, continua, y jugábamos a encajar las figuras geométricas, respondiste a mi pregunta de qué figura geométrica era yo, diciéndome que era agua. Que podía adoptar las diferentes formas que quisiera. Que no habían obstáculos. Yo sé que tu también eres agua, pero que lo has olvidado, que te acumulas en la forma que te sujeta. Tienes miedo de traspasarla, de liberarte.

En el portal de la casa, sentado un chucho hecho de huesos. Su expresión derrotada cosida directamente sobre la calavera, sus iris más negros que la noche sin luna.

–Visita al hombre que pinta infancias en esta ciudad de hombres de ceniza, y lee sus poemas en voz alta –me recomienda el destartalado jamelgo–. Al hacerlo las palabras serán suyas pero el canto será tuyo. Heredarás su lengua. Escucharás su historia, la de sus carnes que acorazan su alma, sus guerras continuas con sus intestinos. Las palabras que quieren con todas sus fuerzas exorcizar al miedo, un miedo convertida en fusil. Una desesperación en soga. Palabras escritas que nacieron para contar esa historia que esconde, que lleva años sin comer y sin dejar comer a las otras. Debes cantar sus letras para descifrar la historia que enclava sus otras historias. Canta sus letras. No las dejes morir. No pueden morir. ¿Si no quién cantará la esperanza? 


Matada la realidad ya solo quedas tu


Darko Rundek - Ruke


Te invito a ti, a ti
coge un lápiz
escribe tu nombre.
Recítalo. 

Verso  de "Nómada" usurpado a CC Rider de su blog 



No tengo nombre.
Carezco de nombre, pues no me llamo a mi mismo.

El charco entre las tomateras, el espejo donde cabe un mundo. Abro agujeros en el cielo con la esperanza de que algo se desprenda del mismo. Una soga que ahorque lo ordinario. Algo vertiginoso y acelerado cuyo impacto ensordezca el silencio de las bocas en luto que me rodean. Que haga temblar a los temerosos que enterraron la verdad de las palabras. Los que dieron sepultura en vida a la vida. Cuyas miradas y enjutados rostros, zis–zas, a tijeretazos censuran del jardín letras incómodas. 
Letras pequeñas. 
Letras modestas. 
Letras molestas. 

Que trémulos caigan, los devoradores de bulbos de mentiras, los que brotan con cada nueva primavera. Que se marchiten los huesos de la muerte que se pasea en calzones por el jardín. La de los calcetines gastados. La que mata las horas –para hacerse con otro cliente– zurciendo una bufanda inacabable sentada en el portal. Se desplome la muerte abonando el suelo. Comparta el calcio de su estructura con las semillas que están por germinar.

Que con el cielo caiga lo cotidiano, y las palabras rutinarias estrangulando.
Matada la realidad ya solo quedas tú: flor de mayo en un barrizal.
Entre tomateras.
Engalanada con pétalos en espiral dextrógira: uno, dos, tres, cinco, ocho, trece, veintiuno, treintaicuatro, cincuentaicinco, ochentainueve, cientocuarentaicuatro, doscientostreintaitres.
Pétalos que barren el tiempo.

Matado el tiempo ya solo quedas tú.
Envuelto en letras calladas ansío tu vuelta, tu giro de retorno.
Luz cenicienta se desborda del alféizar de la ventana sobre la madera del suelo.
Aguardo, sin nombre, que me nombres.




Los árboles de la paciencia


Farid Farjad - Goleh Pamchal


Media mañana, el sol sobre la vertical, una pequeña plaza asimétrica fruto de un cruce de calles. La sombra de sus tres tilos cobija siete u ocho sillas plegables, del suelo, junto a ellas sube como enredadera invisible el aroma del café. Reposan junto a sus pies las tazas mientras leen el periódico. En la esquina una puerta abierta, dos fogones de llama y un anciano maestro cafetero cuya edad le ha nublado la vista y le ha privado de apreciar los sonidos. Me siento para disfrutar de la sombra, un buen café turco y la compañía improvisada de los allí presentes.

En esta época del año la isla de Chipre no recibe mucho turismo, la sección norte "turca" aún menos, por lo que en Girne casi todo lo que encuentro son nativos, todo y tratarse de un bello puerto costero. No resulta difícil entablar conversación con ellos. Una sonrisa, un comentario, y preguntas e historias empiezan a saltar de boca en boca. Resulta agradable hablar con desconocidos, ejercicio sencillo en el Mediterráneo, pero harto difícil en los países nórdicos. Así que me entrego al parloteo, hasta que al final no puedo resistir la tentación de preguntar a uno de ellos sobre las relaciones entre el norte "turco" y el sur "griego". 
Le comento que descubrir que la capital de la isla sigue dividida literalmente en dos con aduana y presencia de ambos ejércitos y del de las Naciones Unidas no deja de sorprenderme.  El corazón de la isla rasgado por una inmensa cicatriz fruto de un conflicto civil complicado, donde política, diferencias religiosas, lingüísticas y étnicas, una vez más, se conjuran para mostrar lo peor de los humanos. He escuchado historias de lo acontecido en ambas partes de la isla: chipriotas griegos que escupen al suelo al mencionarles los turcos, chipriotas turcos que blasfeman de los griegos, y una mayoría que se consideran chipriotas sin importarles si son de etnia griega o turca. Una mayoría incapaz, como sucede en muchos casos, de imponerse a los intereses de las clases políticas y las jerarquías religiosas que se sustentan en marcar diferencias entre los grupos. Dividir sociedades para gobernarlas.

El jubilado sentado a mi izquierda deja de leer su periódico, suspira, me observa por encima de sus lentes y coge aire antes de responder a mi pregunta:           

Deja que te cuente un par de historias. 
No importa si los "héroes" o las víctimas de estas historias son chipriotas turcos o chipriotas griegos, escucharás historias similares en ambas comunidades. La naturaleza de los "héroes" tiene más que ver con ser humano o inhumano, poco que ver con pertenecer a una etnia u otra. En ambos lados se han cometido cosas inenarrables, usando la guerra como un pretexto, una excusa para sus atrocidades individuales.
Dos "hombres", si puede otorgárseles esta categoría, son los protagonista de la primera historia. Dos hombres que se hicieron con una bella muchacha. Un obsequio de la guerra en sus propias palabras, una joven muchacha arrancada del campo, de su hogar con el único propósito de ser violada. Uno de ellos se encarga de violarla y posteriormente matarla. "¿Por qué la has matado?" pregunta enajenado el otro hombre, "también yo quería gozarla". El asesino, palpa el cuerpo inerte de la muchacha y le comenta al segundo: "Sigue caliente… adelante…, es toda tuya". Así que el otro sin vacilarlo se abalanza a violar el cuerpo sin vida de la joven, para luego entre ambos enterrarla en una pequeña fosa junto a los "árboles de la paciencia" (Sabir aghaci en turco). Unos años más tarde la historia saldría a la luz, pues ambos protagonistas tuvieron una fuerte discusión en la cafetería de su pueblo. El primero de ellos acusó en voz alta al segundo "¡Fuiste tú quien violó a la mujer una vez muerta!"…  y a partir de allí los detalles empezaron a brotar y conocerse en todo el vecindario.

Sin embargo la muchacha violada antes y después de su muerte, permanece enterrada y olvidada al pie de un "árbol de la paciencia". Ellos son los únicos testigos de esta horrible tragedia, los árboles que solo florecen una vez en su vida y fallecen inmediatamente después, constituyen su silenciosa tumba. Árboles transformados en cementerios. Cementerios del olvido. Una flor para los que ya no existen primaveras.

Ese infierno al que llamamos guerra ha creado unas comunidades realmente enfermizas, traumatizadas y ciegas, de las que nunca se han recuperado. Asesinos, violadores, víctimas, todos ellos deberían estar en la conciencia de las comunidades, pero son ignoradas y abandonadas. Nos negamos a ver nuestros propios horrores, los escondemos y nos avergonzamos de ellos, de manera que cada uno tenga que cargar con su propio dolor. Cada comunidad protege a sus asesinos y violadores, dejándoles seguir con su vida como si nada hubiese pasado. En Pafos puedes encontrarte en los juzgados a uno de estos violadores del 1974. ¡El violador es hoy en día un respetado juez de la corte!

Muchas de la mujeres violadas entonces han sido "tratadas" durante años por psicólogos y psiquiatras, pero sin resultado alguno. ¿Sabes por qué? Porque la violación es algo que nuestras comunidades chipriotas consideran una vergüenza, algo vergonzoso de lo que hablar, sin querer comprender, ni mostrar empatía o solidaridad alguna con los afectados. Convierten a las víctimas en invisibles. ¡En ambas partes de la isla, muchos maridos o familiares han abandonado a sus mujeres al saber que éstas habían sido violadas! 
Un joven muchacho, que por entonces tenía 16 años fue violado por un grupo de hombres durante el conflicto…, hoy pasea errático, vestido como una mujer, vociferando por las calles de Nicosia que se llama con un nombre de mujer. Todo Nicosia lo conoce, pero casi nadie lo reconoce como un trauma de la violación que sufrió, y se limitan a reirse de él. Cada uno de ellos sufre en solitario y silencio sus penas, como el "árbol de la paciencia", sin florecer, tan siquiera una vez en sus vidas… aguardando, mientras nuestros pueblos continúan sus vidas como si nada hubiese pasado en este país, sin enfrentarse con los monstruos que viven en sus propios hogares, solo viendo aquellos que viven en la otra comunidad. 
¿Cómo reconstruirse así?


Abandono la sombra de los tilos. La taza yace en el suelo, el poso de café una figura indescifrable, una incógnita agria como el devenir de los chipriotas.



Dialogando con la sombra, imaginando realidades


Mike Patton & Roy Paci - Tutto diventera' rosso



La madre se sentó con el hambre entre sus manos
y ahogó el amor en sus ojos.
Luego las moscas vinierona cantarle repulsivas canciones al oído.
Nosotros escuchamos la inagotable historia
de la lucha y el hambre.


Pero la Madre no cantó
al llegar el tiempo del canto.
En la historia popular,
ella sólo señaló a las moscas
y nos pidió que tarareásemos 
la misma canción musitada por las alas.
Cantamos la canción alada
mientras nos uníamos en la búsqueda.


Mosca y niño unidos en una misma canción
Madre y hojas caídas al tiempo
padre ausente,
desconocido.


Mientras sondea los zumbidos,
juntos los seguimos.
Creamos unión
para develar los motivos de la mosca y el niño.


Así, en nuestros corazones
están las vaporosas huellas de la mosca
cuyas alas nos contaron historias
del sentido de la vida y de a quién pertenecemos.
Fragmento extraído del poema "Parlamento de los niños" del autor zinbabuense Chenjerai Hove.



Los movimientos sociales, como los artísticos, literarios y científicos están dirigidos por la imaginación. El cambio, la revolución, en todos los campos se dan porque somos capaces de ver más allá de lo que se ve, de lo existente en ese momento. La percepción no es un mero reflejo de la realidad sino un poderoso elemento de realidad. Una herramienta necesaria para forjar el cambio, el calor necesario capaz de fundir el acero, prepararlo para ser moldeado por el martillo. Percepción e imaginación es lo que necesita la humanidad en estos momentos. El mundo tecnológico que se vislumbraba como una esperanza para alcanzar la libertad y la equidad –máquinas que nos liberen de la carga laboral, fármacos químicos que combatan las enfermedades, una revolución biológica y agraria que alimente a todo el mundo, y unas redes sociales mediáticas al alcance de todo el mundo que podrían revolucionar el sistema democrático– se ha vuelto más determinista que ninguna otra ley de la naturaleza, y parece haber inyectado su determinismo en las mentes de sus ciudadanos. Asfixiando así la imaginación de los mismos, la capacidad de percibir alternativas. Pero al igual que el sistema pudo imaginarse y crearse, su ausencia puede también imaginarse y crearse.
Debe imaginarse y cambiarse. Romper con el determinismo que parece haberse enquistado en las sociedades tecnológicas del presente.


"Los economistas llevan poco tiempo existiendo y nos han traído muchos problemas, los poetas llevan desde el principio de la humanidad y solo han creado belleza. Los poetas africanos lo sabemos bien, la simetría del sol puro es lo único que sigue suscitando nuestro asombro, esa capacidad de sombra que tenemos y con la que dialogamos".
Michael Feugain André, poeta camerunés.







Sobre la importancia de la imaginación, recuerdo un historia narrada por Susan Griffin en su texto "The politics of imagination", en la que explica un hecho vivido por un amigo suyo que sobrevivió al holocausto. Una historia que revela como la imaginación es capaz a veces de alterar y modificar una realidad que a priori parece irremediable.

"Un día Desnos, junto con otros prisioneros, fue arrancado de su barraca y obligado a subirse a la parte trasera de un camión. Todos ellos sabían que el destino de aquel camión no era otro que el de las cámaras de gas; todos ellos guardaban silencio. Al poco rato se detuvo el motor, y los guardias ordenaron bajar del mismo y avanzar en fila hacia la cámara de gas. En aquel momento Desnos rompió filas y cogió la mano de la mujer que le precedía en la procesión. Se veía animado, e inmediatamente empezó a leer la mano de dicha mujer. Su predicción era optimista: larga vida, muchos nietos y abundantes alegrías. Inmediatamente un hombre extendió su mano para que leyese su futuro. Una vez más, Desnos auguró una larga vida llena de felicidad y éxitos. El resto de presos se fueron animando, dejándose leer la palma de la mano, y a todos ellos Desnos predijo largas y felices vidas.

Los guardias empezaron a desconcertarse, a mostrarse visiblemente desorientados. Unos minutos antes estaban en una misión rutinaria con una ejecución y final inevitable y predecible, pero la nueva situación los desconcertaba. Parecía que existiese una alternativa para evitar lo inevitable. Desnos era tan efectivo creando nuevas realidades que los guardias fueron incapaces de proceder con la ejecución. Ordenaron a los prisioneros volver al camión y devolverlos a sus barracas. Desnos nunca fue ejecutado. A través del poder de su imaginación salvó su vida y la de los otros".

Al final Desnos no consiguió engañar a la realidad, cuando del campo de Auswichtz (1944) fue enviado al de Buchenwald Flossenburg, y finalmente a Terezín (1945), en Yugoslavia, donde fallecería de tifus días después de la liberación del campo. Los poemas que redactó durante sus años como prisionero fueron accidentalmente destruidos tras su muerte, de manera que las últimas obras de Robert Desnos (1900–1945) poeta y periodista francés, miembro activo del movimiento surrealista en los años veinte, se perdieron. Pero queda su historia, y su ejemplo de como rebelarse a la realidad mediante la imaginación, torcerla a nuestro antojo para que así la vida sea nuestra. Nuestra realidad, y no una impuesta y determinista en la que el cambio, las posibilidades no se perciben. 




Hacer estallar la mar hacia arriba


Hungry Ghosts - I Don't Think About You Anymore But, I Don't Think About You Anyless


"En África, cuando un anciano muere, una biblioteca arde". 
 Amadou Hampâté Bâ


Me hago piedra. Un canto rodado en un mar de piedras. Piedras que hacen estallar la mar hacia arriba. Me arrojo al mar: uno, dos saltos y luego quebrar la superficie. 
Hundiéndome. 
Sumergiéndome con la ligereza de una pluma. 
La verticalidad de la gravedad amortiguada. 
Caigo.
Caigo con suavidad entre la densidad de las aguas.  
Hasta el fondo.
Caigo a lo más profundo del mar.
A lo más profundo de mi mismo.

Imagino el reflejo de un instante perdido en su oscuridad. En el abismo que se abre bajo el oleaje. Vi el reflejo bajo el agua. Un destello gravitacional que atrae mi pétreo cuerpo. Dejo que la naturaleza del mismo me arrastre. Sin cuestionarme. Sin resistirme. Soy piedra cayendo. Acariciada por las aguas, abrazada por la fina arena. 
Recreo allí mi propio museo, un lugar donde el espacio aglutina al tiempo, o donde el tiempo se transforma en espacio. Memorias delicadamente diseccionadas, organizadas y exhibidas. Proyectadas al futuro para tenerlas siempre presentes, nunca pasado.





Rosario de anémonas


Amel Mathlouthi - كلمتي حرة


Traducción libre, apartar de la traducción inglesa, de la canción de la cantante tunecina Amel Mathlouthi: كلمتي حرة (Mi voz es libre)


                                               
Soy aquellos que son libres y no temen
Soy los secretos que nunca mueren
Soy la voz de los que no cederán
Soy significado en medio del caos

Soy los derechos de los oprimidos,
derechos vendidos por unos perros
que roban el pan de cada día a sus gentes
y cierran sus puertas a otras ideas.

Soy aquellos que son libres y no temen
Soy los secretos que nunca mueren
Soy la voz de los que no cederán
Soy libre, mi voz es libre
Soy libre  como mis palabras
No te olvides del precio del pan,
de la causa de nuestra miseria.
No olvides quien nos traicionó cuando los necesitábamos.

Soy aquellos que son libres y no temen
Soy los secretos que nunca mueren
Soy la voz de los que no cederán
Soy el secreto de la rosa roja
cuyo color perdura en los años
cuya esencia entierran los ríos
para brotar como fuego y llamar a los que son libres

Soy una estrella brillando en la oscuridad
Una espina en la garganta del opresor
Viento tocado por el fuego
El alma de los que no olvidan
La voz de los que no han muerto

Hagamos barro del acero
y demos forma a un nuevo amor
que sea como pájaros
que sea un hogar
que se convierta en viento y lluvia

Soy toda la gente libre del mundo unida
Soy como una bala
Soy toda la gente libre del mundo unida
Soy como una bala



Espuma blanca. Descalzos. Pies descalzos corriendo desde el mar hasta la arena.
Oleaje. Acinamiento sobre la embarcación. Vientos y zozobra. Corrientes y espolones. Deriva. Sin pasaportes. Sin identidad oficial, nombre o nacionalidad. Deriva. Nombre, fecha de nacimiento y nacionalidad arden en la costa dejada. La esperanza depositada en la deriva. La marejada espumosa. Azules, verdes, blancos y turquesas marean las ilusiones. Los sueños tienen un tinte azul. Azul marino. Azul abismal. Azul violento que cabecea rocas y salientes. Azul detenido. Calma chicha. Sol. Sal. Salitre en cejas y labios. Deshidratación. El mar se detiene. El cielo contiene un sol inmenso. Un horno salado. Estelas a la deriva. Azul que arremete en blanco sobre la costa. Espuma blanca. Descalzos. Corriendo sobre la arena. Cayendo sobre la arena. Desplomándose. Sin nombre. Sin país. Hijos de la espuma, de la deriva.


La patera, obra del pintor tinerfeño Pedro González.