Los charcos invierten el universo
Hay vasos dispuestos en el suelo
Vasos encendidos que humean
Un Cristo barroco se ha descolgado de la cruz
El cadáver lo cubre un manto negro
Negras también sus ropas
Como negras, ahora rojas,
las manos delictivas
Oscuras, ensombrecidas, las ruinas
Como los escombros amontonados
Se desprende la retina
cegada por el fuego
Se nubla la mente que sella los ojos
Ni ven
Ni oyen
Ni sienten
Son pretérito quemando el futuro
El viejo mundo se extinguía
Nada brillaba en sus cenizas
Los hombres de negro regresarían
Tampoco se fueron nunca
Los llevaban zurcidos en el pecho
bien adentro,
a doble punto,
y ellos sin saberlo.
El Cristo volvería a levantarse
Suspendido bajo la bóveda
Una vez más encima de sus cabezas
Bailarán los paisanos junto a la iglesia
Bailarán al lindar de los campos
Irán pasándose las máscaras
Ahora una, luego otra
Se las arrancarán y aparecerán otras
Sus rostros irán transformándose
El rojo virará a negro
El negro a púrpura
El púrpura se revolverá contra el rojo
Volverán las lluvias y con ellos los charcos
Volverá a invertirse el universo
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