The Dø - The Bridge Is Broken
No digas que no me has visto.
Te aguardaba junto a la puerta de tu casa con el corazón en la mano.
Goteaba. Sangraba.
Espasmos garabateados por aurículas y ventrículos sobre la palma de mano.
Sentimientos y tiempo no conseguían ser retenidos por sus fluidos, decantándose viscosos entre los dedos. Cerrada quedó la puerta, se cerro la mano en puño sobre el corazón.
[1] Un libro de letras inquietas y mal impresas que se reescriben cada vez que las leo.
[2] Una botella, ni llena ni vacía: singular.
[3] Otra botella muda que sabe escuchar y me entiende.
[4] Una colección de alas de caballitos del diablo secas.
[Para danzar entre los cáñamos que crecen junto a la rambla]
[5] Unas semillas de amapolas bajo la almohada que inviten a soñar.
[Papaver somniferum]
[6] Un tarro de mermelada casera vacío en el que guardo clavos.
[Los clavos de los que una vez tuve que aprender a desprenderme para escapar de la pared]
[7] Tres caracolas marinas, cada una de las cuales ha capturado una melodía musical
[Charonia tritonis, Strombus gigas, Pleuroploca buxeus]
[8] Calcetines eternamente acomplejados, no se gustan así mismos, nunca emparejados.
[Enfundados en mis pies me recuerdan cada día que la vida no debe tomarse muy en serio]
[9] Un juego de pinceles que corran enfrente mío y vayan coloreando el paisaje.
[10] Un gato sordo [que ignore el mundo exterior] con un ojo de cada color sentado en la repisa de la ventana.
Cogidos de la mano subimos a la buhardilla donde los sauces lloran al viento en un campo sembrado de brezos pardo rojizos. Caminamos por la llanura sobre un empedrado incandescente de mil mediodías ya caminados bajo el sol. Me descuelgo bajo mis párpados descansados. El valle muere en un camposanto sembrado de lápidas que recogen sueños y expectativas que se han ido desprendiendo cuan hojas caducas de mi alma. Allí reposan todos ellos, algunos por cumplidos, la mayoría por vencer su fecha de caducidad, o por simple olvido y desidia de mi persona. Imaginarlos, moldearlos y luego esforzarme en relegarlos al olvido. Algunos son colmillos. Una jauría de sentimientos desbocados y perdidos que vagabundean por la pradera. Vinagre sobre sangre. Gritos en el vacío. En el vacío los gritos no suenan. No duelen. Por eso no los puedo oír. Antes ardían en mi pecho, me asfixiaba con sus cenizas. Escondido en la noche, lloraba por todas aquellas realidades que defraudaron los sueños, hasta que me rompí y encontré este valle donde desprenderme de todos aquellos fragmentos, de las cenizas de sentimientos consumidos. Debes alejarte de este rincón, no ser nunca recuerdo triste. Prometerme que nunca caerás en el olvido.