escondida, valiosa, buscada y raramente encontrada


Escondida, valiosa, buscada y raramente encontrada...

Una tarde, cuando era niño, me pasé varias horas persiguiendo el arco iris. Me perdí en el horizonte. Mis padres estaban desesperados. Yo estaba entonces convencido de que podría atraparlo. Creía ver el sitio donde tocaba el suelo. Contigo me pasa lo mismo...

siempre escondida, valiosa, muy buscada y raramente encontrada. 

Como los tesoros que uno busca de pequeño y que nunca espera encontrar. Aquí sigo, me paso la vida buscándote pero tampoco espero encontrarte...nunca estás donde te busco, y apareces cuando menos lo espero...

ya no te espero,
      no te busco,
            puedes sorprenderme y volver a aparecer... 


piezas rotas


La totalidad está presente incluso en las piezas rotas...a partir de un fragmento no me resulta difícil recontruir el todo del objeto y de la historia. Hasta que punto dicha reconstrucción coincide con la realidad lo desconozco. Pero que fácil es aceptar esta reconstrucción como una realidad, y engañarme así un poco más si cabe. Sonreir con los fragmentos y lo que me cuentan, acostarme a reposar en la memoria de los buenos fragmentos para despertar ansiando reencontrarme con estos sentimientos. Generar nuevos fragmentos con los que nutrir mis sueños y seguir adelante. Quemar el pasado, y hacer cenizas que sean más fáciles de llevar en el bolsillo en los futuros viajes. Zurzir un fragmento junto a otro para encadenar un seguido de sonrisas y agradecimientos.



Nieva







Cada vez que se da un paso adelante...se deja algo atrás, aunque lo tape la nieve. Hoy nieva pero no cubre. Nieva y tengo frío porque no sé de ti. Las lágrimas congeladas cortan como el papel, y queman los recuerdos. Quiero cerrar los ojos y dormir, despertar en la estepa...esa preciosa estepa otoñal. Compartamos aquel rincón del mundo, la tierra donde el sol y la noche comparten cama... 











Kilpisjärvi, Laponia finlandesa, septiembre 2009








El miedo









El amor ahuyenta el miedo y, recíprocamente el miedo ahuyenta al amor. Y no sólo al amor el miedo expulsa; también a la inteligencia, la bondad, todo pensamiento de belleza y verdad, y sólo queda la desesperación muda; y al final, el miedo llega a expulsar del hombre la humanidad misma.
Aldous Huxley