Rabdomantes (siete)




Fuera Evren vio un sol que andaba bajo, volando caliente y frío, apunto de evaporarse en el mar. Las gaviotas andaban en retirada. Unas pocas siluetas surcaban los peñascos en busca de sus nidos. El viento avanzaba lentamente desde el horizonte, como si empujase piedras frente a sí, como si hubiese tirado las grandes rocas que se asomaban sobre la superficie del mar. Entre ellas descubrió a Köle, con el agua por encima de las rodillas y a Aske ladrando un poco más allá, cerca de la orilla, donde morían agotadas las olas.

El robot se giró hacia la perra y con un golpe de mano le arrojó un mechón de agua que ella intentó capturar con la boca. Luego volvió a ladrar a Köle, quien siguió adentrándose un poco en el agua. Se dobló introduciendo sus brazos bajo la lámina azul para robarle de su intimidad un fajo de algas.

Cerca de la costa no eran tan abundantes, debía caminarse la bahía entera para reunir un buen puñado de las mismas, pero un poco más adentro, traspasada la barrera de las rocas, tras las cuales el suelo marino caía unos cuantos metros, se alzaban verdaderas columnas de algas, más altas que cualquier árbol de los que Evren había visto nunca, con hojas verdes y moradas que ondeaban, mecidas por las corrientes, como si fueran cintas de colores. Conformaban un bosque de algas subacuático. Un bosque en el cual le gustaba a Evren sumergirse. Dejarse tocar. Sentir las largas hojas de las algas golpear suavemente su piel y enredarse en su cuerpo desnudo. Desconocía lo que había más allá de aquel bosque. Este se extendía hasta allí donde alcanzaba su vista. Los rayos de luz penetraban individualizados entre las columnas que servían de refugio y alimento a un gran número de peces.

En ocasiones Evren había visto focas jugando con las cintas, envolviéndose con las algas tal y como hacía ella. Un hombre del pueblo, al que gustaba adentrarse en el mar en un pequeño bote, le explicó que la extensión del bosque era enorme. Que nunca había llegado a sus límites, que la altura de las algas podía alcanzar los doscientos metros, y que más adentro se acumulaban y enroscaban entre ellas hasta formar enormes islas flotantes de algas. Evren soñaba con ver esas islas, pero nunca se había atrevido a embarcarse tan adentro. Prefería la firmeza del desierto bajo sus pies. Adentrarse en ese vacío seco no le asustaba tanto.

Köle siguió un rato rastreando el fondo entre las rocas, colgaba en su espalda el cubo rojo donde iba depositando las cintas de algas que iba recolectando. Evren contemplaba desde los escalones que bajaban a la playa la escena, dejando que la cálida y lenta brisa acabasen de secar su pelo. Había pensado en gritarlos para que volviesen a casa, pero aquella presencia la inhibió.

En el otro extremo de la bahía estaba sentada la figura blanca. Había abandonado su sombra en el callejón para pasear por la arena de la playa. Había allí, sobre la cabeza de la sombra blanca, unas antiguas estructuras talladas en la roca del acantilado. Unas formas milenarias que parecían casas, fachadas cinceladas que recreaban columnas, techos, puertas y ventanas. Eran el domicilio de los muertos. Los antiguos habían recreado sus casas para acoger a los muertos. Para dotarles de un hogar donde reposar. Casas esculpidas unas encima de las otras, cubriendo gran parte de la pared rocosa. Se desconocía como aquellos antiguos, los llamados lícios, los habitantes de “la tierra de las luces”, habían podido tallar las tumbas a tanta altura en aquella época. Las tumbas iban desde bajo el mar, pues algunas habían quedado sumergidas con el tiempo, hasta lo más alto del risco. Como fuese, aquella ciudad esculpida habitada por muertos, había formado desde tiempos inmemorables parte del paisaje de la zona. Otras ciudades como aquella se apreciaban a lo largo de la costa.

Para Evren, la mujer envuelta en blanco formaba tanta parte del paisaje como aquellas reliquias arqueológicas. Una antigualla de otros tiempos. Creía incluso que de alguna manera existía conexión alguna entre ella y aquel antiguo y extraño culto. Atribuía la serenidad de su mirada y sus movimientos al misterio de esa pared de roca. Cuando se lo había sugerido a su madre, esta siempre se lo había desmentido. Le había intentado explicar que el culto de aquella mujer nada tenía que ver con el de los antiguos talladores de rocas, que el de ella no se perdía tan atrás en el tiempo. 

“Mi abuela”, le había dicho, “vestía igual que esta mujer. No sólo ella, sino muchas de las de su edad que vivían en la villa lo hacían. A medida que fueron muriendo, sus creencias y con ellas sus vestimentas fueron desapareciendo. No creo que queden muchas personas que hoy en día crean en esas cosas”.

Aún así, viéndola sentada junto a las tumbas antiguas no podía dejar de establecer un vínculo entre ambas. Las dos eran parte de un pretérito misterioso y desconocido para Evren. Unos mundos tan extintos, como las praderas verdes de los llanos de las que hablaba su madre. Un ayer desvanecido, del cual aquella mujer resurgía como una singularidad. Una presencia fuera de lugar. Algo que la intimidaba.

Se limitó a llamar a Köle a través de su dispositivo y volvió a casa.

**** **** ****              

–¿Has hablado con tu padre últimamente?
–No. ¿Tu?
–Tampoco, ¿por qué debería hacerlo?
Yady tan siquiera levantó la vista del plato. Siguió comiendo.
–No sé, ¿por qué debería hacerlo yo entonces?
–Porque eres su hija. Pensé que quizás te habría llamado. Debería mostrar más interés por ti.
–Pues ya ves que no.
El silencio se extendió entre las dos mujeres. La mesa que las separaba, más que un espacio común parecía una zanja. Tan profunda como el gran barranco que había engullido las aguas de los páramos llevándolas hasta niveles freáticos inalcanzables.
–De todas maneras, no importa mucho –añadió Evren.
–No deberías decir eso.
–Pero es cierto, mama. 
Una nueva pausa.
–¿Sabes?, de vez en cuando me pregunto para qué sirve un padre.
–Evren… algún día deberías llamarlo.
–¿Para qué? 
–Para hablar. Sólo para eso.
–No necesito hablar, mama.
–Todos necesitamos hablar.
–No. No todos.
Evren se levantó de la mesa y dejó el plato en el fregadero.
–Gracias por la cena, mama. Estaba muy rica. Me voy a dormir –depositó un ingrávido beso sobre la frente de la anciana que seguía sentada–. No limpies los platos. Lo hará Köle.

Evren entró en el dormitorio y se encontró con Aske durmiendo al pie de la cama. Decidió no echarla. Miró el monitor de su ordenador en negro. Bajó con la yema de los dedos por el cordón neuronal amagado entre su cabello. Lo tuvo un rato entre sus dedos. Entre la oscuridad de la habitación y el negro mudo de la pantalla. Al final se sumergió en las sábanas, en posición fetal para no darle con los pies a Aske y se durmió casi en el acto.

Yady fregó los platos. Los secó uno a uno con un trapo y los devolvió a la estantería. Siguió luego frotando la olla que dejó bocabajo sobre el fregadero. Pausadamente caminó hacia el dormitorio. Las luces se fueron extinguiendo a su paso, introduciendo la noche en la casa.

En el patio Köle observaba el firmamento. El cielo, un desierto de día, tan despoblado, revelaba en la noche el universo y su vastedad. La oscuridad era el vestido del mundo. La bóveda celeste había sido empapelada con postales de otros tiempos. El androide identificó un nuevo punto de luz, un destello que tuvo lugar hace miles, quizás millones de años y que llegaba hasta él haciendo presente el pasado. Nada de esto debería existir, reflexionó en silencio, no era una deducción suya, lo argumentaban los científicos, lo había leído en alguna parte, la Física no había encontrado la asimetría que debía existir entre materia y antimateria para evitar que ambas se destruyesen. Son imagen y reflejo, opuestos idénticos. ¿Qué asimetría salvó en el principio de los tiempos al Universo a no ser engullido por sí mismo? ¿Cómo pudo la materia imponerse sobre a antimateria? ¿Como pudo dar forma a todo lo que lo rodeaba, incluso a sí mismo? Köle se hacía muchas preguntas, aunque desconocía la razón de las mismas. Desconocía la fuente de su curiosidad. Era un impulso. 




9 degustaciones:

Carmela dijo...

Esta vez he leído seguidas la seis y la siete. Es un gustazo seguir la historia, cada vez mas cercanos sus personajes, como si ya los conociéramos un poco. Aske, día a día se va haciendo parte indispensable de la historia. Creo que ya no sería la misma sin ella. Un toque de dulzura y calor entre todos los personajes.
Es curioso como la presencia de Köle permite, al menos a mi me lo parece, ver la relación tan especial de Evren con su madre. Un estar y no llegar a estar. Una relación que deja entrever la distancia que hay entre ellas, un abismo que las mantiene a la vez lejanas y cercanas. Y por otro lado me parece más humano KÓle de lo que en principio debiera ser ya que es un robot, pero nos dejas pinceladas que dejan ver un algo más allá del metal y los cables.
Qué preciosidad las fotos de las algas, me encantan. Y es impresionante esas ruinas, que maravilla, ¿Dónde es?, me encantan. Y por fin vuelve a aparecer la misteriosa mujer.....estoy deseando adentrarme mas en su vida.

Un placer leer tu historia, Ake!!!

Muchos besos y buen inicio de semana.

Aka dijo...

Hola Carmela!

Sin duda de momento Aske e incluso como bien apuntas, el propio robot, parecen más "humanos", por lo que entendemos de humanos, que los propios personajes humanos, cada uno de ellas aisladas en sus propios mundos, por otro lado muy humano también. A ver como van evolucionando los personajes... la perrita o terraza, porque me la imagino más bien como un perro tirando a grande, no uno de esos pequeñitos, es al que más cariño he cogido :)

Las fotos de las algas son bonitas, eh? En cuanto las vi, miré de reproducirlas en el texto, pero hay cosas, como su luz que es difícilmente transcribible... al menos para mí, no hay color al lado de las imágenes. Las ruinas son muy bonitas, yo las descubrí en mi primer viaje a Turquía antes no había oído hablar de ellas y me parecieron fascinantes.
Están en el sur de Turquía, en la parte más mediterránea, pertenecieron a una cultura que denominan los Licios o Lycios no estoy seguro como es en castellano, uno de las tantas civilizaciones per-helénicas que habitaron esas tierras de la actual Grecia y Turquía, esa zona de frontera siempre entre Oriente y Occidente por donde ha pasado todo... hay poquita información de ellos, eran grupos de ciudades, como las polis griegas, dispersas la mayoría en la costa, y que se caracterizaban por sus tumbas excavadas en la roca en forma de casas. Si vas por allí, te las encuentras en varias calas, igual que anfiteatros griegos y acueductos, en muy buen estado y miraculosamente en zonas que se despoblaron, con lo cual hoy son playas de lujo, sin pueblos, ciudades u otras construcciones que las antiguas ruinas que estos y luego los griegos y romanos fueron añadiendo hasta que quedaron despobladas. Supongo que con el auge de la piratería en el Mediterráneo vivir en la costa no era tan seguro ni rentable como hacer un poquito en el interior.
Con lo que te gusta viajar, tienes que ir un día a esa zona, la llaman la costa Lycia, es maravillosa, tanto por su historia, como su naturaleza y paisajes... allí mismo hay otro monte Olimpo, nevado a tocar de mar, así como la mítica llama de Quimera en un monte, de gas metano que lleva ardiendo miles de años que se ve desde la costa y a la que se puede subir, así como la ciudad del famoso nudo georgiano que Alejandro cortó en su camino a la conquista de Persia y Oriente Medio. Jajaja, parezco una oficina de viajes!!
Pero es que me encantó, tanto la zona, como la mayoría de la gente. De una amabilidad por el visitante que por aquí me parece que muchas veces hemos perdido, al menos donde yo estoy... incluso de la gente particular que te invita a tomar el te o te ofrece algo para picar.
Besos y que tengas una buena semana Carmela!!

Carmela dijo...

Pues me lo apunto en mi agenda de "viajes por hacer", jajajaja me encanta, en serio. Mira, hablando de agencia de viajes, mañana me voy para Roma!!, enpiezo una nueva (o vieja, según como se mire, jajaja) década, y qué mejor para celebrarlo que haciendo algo que me encanta, viajar. Estaré porquito, hasta el domingo que vuelvo, pero espero sacarle todo el partido que pueda.
Hasta mi vuelta, Aka. Un beso grande!!

Aka dijo...

Pues muchas felicidades por esa nueva década Carmela!!! Que lo pases de maravilla en la ciudad eterna, ya nos ilustraras con tus fotos. Seguro que la disfrutas, debe ser una ciudad fantástica! Muy buen viaje y hasta la vuelta!
Besos!!

elmaquinistaciego dijo...

Buenas tardes!
Me encanta cómo la historia crece en profundidad, igual que esos bosques marinos. Las profundidades abisales, tan misteriosas y desconocidas aunque, por desgracia me temo, también acabaremos por colonizar (me queda la pequeña esperanza de que haya algo allá abajo con lo que no podamos, algo que impida que el ser humano baje a destrozarlo también. A lo mejor no es necesario nada, quizás llegue con el terror que provoca, igual que a Evren ;).
Esa figura blanca me tiene en ascuas, estoy segura de que dará geniales giros en la historia, o hará preguntas claves, o 'algo'...Igual que a Köle, me pica mucho la curiosidad. Tanto como se habla hoy en día de la AI, de cómo los 'robots' y los 'cerebros artificiales' están aprendiendo por sí mismos, descifrando algoritmos que nadie les ha dado, como si ellos mismos se hiciesen las preguntas y después encontrasen las preguntas. Tan fascinante como aterrador. Me gusta la imagen amable que ofreces de Köle, un ser singular, con sus propios impulsos y fantasías.
No conocía de nada a los Licios, muchas gracias por traerlos. Siempre me ha hecho gracia que todo el rato los humanos se preguntan asombrados por las capacidades y habilidades de los que vivieron antes (¡¿Cómo pueden haber hecho esto??!), como si todos los que vivieron antes que nosotros fueran poco más que pre-homínidos, con sólo un par de herramientas a su alcance, y gracias. Qué soberbios somos ;)
Y al final, sólo hace falta un pequeño bichito, una gripe, y todo se paraliza (así me he pasado las dos últimas semanas, a menos que medio gas, de ahí las desapariciones varias jejeje).
Un abrazo grande para abrigar esta tarde de domingo y ¡muy buena semana!

Aka dijo...

Jaja, si, unos bichitos tan pequeños como bacterias y virus y desaparecemos del mapa instantáneamente... por suerte, muchas veces solo temporalmente y bajo el abrigo y el peso de una manta. Espero que estés ya recuperada y con las calderas a toda máquina. Que tenemos ganas de ver como avanza esa comunidad que va creciendo en tu espacio.

Lo de la AI resulta fascinante y aterrador al mismo tiempo. Llevo un tiempo leyendo cosas, así como trabajos de neurobiología y cada vez me horrorizo más! Es lo que tiene la ciencia, fascina pero genera enormes monstruos por igual. Justo esta semana leía un estudio en la que unos psiquiatras, del ejército americano para hacerlo aún más espeluznante, habían demostrado como unas implantaciones en el cerebro que liberase descargas eléctricas en zonas concretas devolvía al cerebro a un estado de "felicidad". Un programa AI del implante detectaba cuando la actividad cerebral presentaba perfiles de depresión y ansiedad e inmediatamente te "devolvía a la felicidad" para poder seguir siendo un "individuo feliz y funcional y no verte afectado por depresiones". Entiendo que las depresiones son horribles, un estado enfermizo, pero su origen suele ser complejo, sentimental, social, cultural, y más allá de la solución práctica química o física, el individuo debe crecer, entender como ha llegado a eso y poder prevenirlo en el futuro... con implantes, seremos todos yonkis de descargas eléctricas de felicidad, no faltaremos al trabajo nunca, ni nos plantearemos los efectos de nuestras desafecciones sentimentales... y viniendo del ejército a saber lo que se puede hacer luego para manipular otros sentimientos... que pánico y que fascinación!!
Y que rollos que me pego a mi mismo!!
Voy a ver si puedo seguir con la historia que me quedé atascado en un punto y no consigo pasarlo.
Un abrazo y que acabe bien el domingo!!

Aka dijo...

Quizás por todo eso, la perrita Aske y Köle me parezcan al final casi más humanos, más inocentes que los propios humanos consumidos por sus miedos e insatisfacciones. El personaje de la mujer de blanco, está allí, nació como una flor a medida que escribía y espero que me ayude a entenderla un poquito. Tanto hablar de cosas y al final se me olvidó comentar lo que comentabas! Cuánta verdad sobre la soberbia del presente sobre el pasado, aunque también se aprecia del pasado sobre el presente... me refiero a cuando la gente mayor, o no tan mayor (como yo, jeje) que juzgamos las nuevas generaciones, siempre con ese "las cosas ya no son como antes..." o negándonos lo bueno que tiene lo nuevo... vivimos encerrados en cuerpos y tiempos concretos y cuesta admirar lo ajeno, en el espacio y en el tiempo.
Ahora si que lo dejo :)

Besos

elmaquinistaciego dijo...

Buenas noches, Aka!

Me he demorado de lo lindo, pero inevitable regresar ;)
Estoy de acuerdo contigo en que la ciencia fascina y horroriza por igual, sobre todo últimamente con los avances tecnológicos y la AI. Como curiosidad os contaré que mi hermano perdió la mano derecha en el trabajo hace unos años, a la altura de la muñeca, y tiene una mano biónica de esas que de pequeños sólo podíamos ver en películas. Era un mundo que desconocíamos, claro, pero ha sido increíble todo el proceso -dejemos el dolor a un lado, no lo cuento por eso-. Y es que no todo el mundo puede utilizarla, ya que hay que ser capaz de mandar señales cerebrales muy concretas a los diferentes músculos para que se contraigan y muevan 'dedos' que tú ya no tienes. Mi hermano puede porque es músico y tenía todos esos procesos interiorizados por completo (era saxofonista). Con lo que más aluciné yo fue con que tiene un iphone y un set de 'microchips' -voy a llamarlos así- del tamaño de una pila de reloj que puede programar y colocar en ciertos lugares (cerca del ordenador, en la trompeta -ahora es lo que toca ;)-, etc.) para que se activen ciertos movimientos en la mano con uno sólo suyo, sin tener que realizar todo el proceso. Enn finn..ahora me enrollo yo. Y esto no es nada comparado con lo que hay por el mundo (suena mucho más impresionante de lo que es, pero es que soy muy impresionable jejeje).
En otro orden de cosas, toda esta nueva cultura de la productividad, la motivación, la felicidad continua y tonta -por encima y a pesar de todo- es lo que acabará con nosotros (creo). Se me revuelven las tripas. No sé si ya lo habré dicho, pero el año pasado trabajé en una empresa de software que desarrollaba una aplicación de productividad y parte de mi trabajo era escribir tonterías del tipo 'cinco consejos para aumentar tu productividad' y cosas así, y la verdad es que llegó un punto en el que se me hizo insoportable (tanto que dejé el trabajo, era ir contra mí misma a un nivel demasiado alto). Lo peor fue ver a demasiada gente encantada con todo eso, y que hay todo un submundo desconocido para la mayoría que al final son los que rigen nuestras vidas y nos quieren así, 'felices y funcionales', cien por cien productivos, sin afectarnos nada, siempre 'motivados' (otra palabrita que...), sin preocupaciones ni emociones que nos desestabilicen... paro que me pongo mala jajajaja
Por último decir que lo de que la mujer de blanco nació como una flor me ha recordado a la Udumbara, esa flor que dicen los budistas sólo florece cada tres mil años y que últimamente ha aparecido en algunos lugares del mundo. No sé si es verdad o sólo una 'leyenda', pero es una historia muy bonita :)
(PD: la soberbia de los que nos vamos haciendo mayores supongo que también tiene mucho que ver con el vértigo y el miedo de no estar a la altura de lo que viene, pánico a no enterarnos de nada y que nos fosilicen en vida).

Un abrazo grande! Ahora me enrollé yo, espero que te importe tan poco como a mí cuando lo haces tú ;)

Aka dijo...

Casi se me pasa este comentario tan interesante sobre la mano biónica de tu hermano (ex-saxofonista y ahora trompetista), más allá del dolor que supongo supuso en su momento, sin duda los avances de la ciencia y tecnología actuales le permiten seguir sus actividades... en ese sentido es maravilloso. Y lo que debe estar por venir, pues me imagino que cada vez todas estas cosas serán mejores y más integradas. Que alegría debió suponer para tu hermano y todos vosotros, descubrir que se acoplaba bien y que era capaz de seguir desarrollando su música... que no es poco, sea profesión o afición, son estas cosas las que dan a uno vida. Es una historia preciosa e iluminadora, como la de la flor budista, historia-leyenda-verdad que desconozco. Investigaré, a ver si averiguo alguna cosa más :)

Por supuesto que no me importa que os enrolléis ni tú, ni Carmela, ni cualquier otro que aparezca por aquí. De hecho me agrada, es como una especie de tertulia de café en diferido ;)

¡Un abrazo!