Vértigos (I)


Erik Satie: Gnossienne No.1


Un relincho de caballo. Una expiración. Un lomo sudado. Húmedo. Intenso. Extenuado. Repican los cascos de los caballos sobre los adoquines todavía húmedos por la lluvia de esta tarde. Un charco oscuro captura la profundidad y delicadeza del cielo estrellado y hace bailar las constelaciones al son de los caballos. 

Las cornejas alzan el vuelo a su paso ensombreciendo la noche, dejando un rastro de plumas descosidas. ¿Dónde irán a estas horas? La oscuridad se las traga devolviendo el eco del graznido. Las sombras ya no tienen cabida, el negro se cierne de nuevo por unas pocas horas sobre las calles. Algo se ha comido a la luna y el charco ya no refleja nada. No me veo. Mejor. En los espejos siempre veo el otro yo. Por eso los rehuyo, me dan miedo. Me dibujo de gato pardo y sigo mi camino.

La oscuridad es el vestido del mundo, con la noche calla, y la ciudad que me habita se despliega a cada paso que doy. Las nubes siegan un cielo empapelado con postales de otros tiempos. Identifico un nuevo punto de luz en la bóveda, un destello que tuvo lugar hace miles, quizás millones de años y que hoy me llega haciendo presente el pasado. No existo para quien nos esté observando desde la oscuridad del espacio, en este momento soy futuro no presente. Un futuro arrebatado de sus divagaciones por una polilla trémula que bracea descorazonadamente en un charco junto a la acera que queda frente a la taberna. Apenas consigue mantener sus antenas plumosas y sedosas a flote cuando intervengo y la rescato de perecer trágicamente ahogada. 

"Si quieres que te diga la verdad, yo me he olvidado con toda esta emoción…"
"Mamá desea que lleves su traje de novia con encajes blancos."
"¿En serio creíste que sería fácil?
"…el colegio de la niña, su madre en el geriátrico,… no creo que podamos irnos de vacaciones este año."
"Deberías saber que en realidad no soy rubia."
"¡Madre mia si vale la pena estar vivo!"     

Palabras y frases que se asoman desde la puerta de la cantina mientras la polilla va recuperando el aliento. La espirotrompa se desenrolla y enrolla como una corneta espantasuegras en silencio. Una espiral que se hace y deshace ante mis dilatadas pupilas, fijación gatuna por los objetos que se mueven. Antes de autohipnotizarme con el movimiento de su lengua le arreo un suave golpe para cerciorarme que sigue viva, resultaría aburrido que después de todo muriese ahí mismo.

–¿Va todo bien? –inquiero.
–Sí, sí. Un mal trago, excesivo, pero ya me encuentro mejor. Gracias –silba a través de su trompa desplegable.
–Deberías andar con cuidado. El suelo no es buen lugar para una polilla. ¿Puedes volar?
–¿Mecánicamente hablando? sí, no hay nada que me impida alzar el vuelo. Las alas no están fracturadas, aparte apenas he perdido escamas, y las antenas sienten con precisión. Pero prefiero desplazarme por el suelo. No me mires así, se que puede resultar ridículo querer andar o arrastrarse por las calles teniendo la capacidad de volar, y no te ofendas, pero no son buenos tiempos para los voladeros. Una epidemia parece afectar a los cielos. Ataca a las almas ligeras y las vuelve pesadas, atractivas para la implacable gravedad. ¿Sabías que el otro día descubrieron un gorrión ahorcado? Apareció en el parque, meciéndose entra las ramas que cobijaban su residencia con una soga al cuello. Al parecer se asomó desde el nido mirando hacia abajo, descubrió la elevación y la ausencia sobre la que había edificado su vida y  sintió vértigo. Otro día, unos cuantos estorninos se desprendieron de su bandada cuando acudían a su refugio nocturno, plegaron sus alas en pleno vuelo y simplemente cayeron. Nadie los echó en falta en su nube viva. Me lo contaron unas moscas oportunistas que se toparon con los cadáveres. ¡Malditos dípteros! No sienten respeto por nada, pero tampoco ellas están a salvo, y cuando sus larvas metamorfoseen tomarán conciencia de ello. Parece que el tiempo de surcar el cielo está tocando su fin.  Ya ves, prefiero ahogarme en un charco frío y oscuro a caer desde las alturas.

No vale la pena entretenerse con ella, la polilla ya no resulta atractiva. No es consciente de ello, pero está muerta.


La fotografía de los estorninos pertenece a Mario Cea y se alzó con el primer premio FotoAves 2010 de SEO/BirdLife (http://www.seo.org/) para defender a las aves y sus hábitats. 

23 degustaciones:

i*- La que canta con Lobos dijo...

Yo estoy pisando charcos, algún día acabaré ahogada... ya veremos...

Como te gustan las metáforas eh?

Me ha gustado tu juego de palabras y sensaciones ;)

Un abrazo.

Aka dijo...

Pues vuela Aulladora, sin miedo al miedo, caer en un charco siempre es posible solo varía la altura... Sí en ocasiones me gustan las metáforas, me siento más identificado con ellas, y permiten generalizar una particularidad.

un abrazo

Carmela dijo...

Pero las nubes que tapan la luna no deben evitar que el sudor y olor que desprende el caballo, suba como un torbellino entre nuestras piernas y el clac, clac de sus cascos repicando sobre los charcos no se pueden apagar por una negra bandada de cornejas. Y si nos caemos, habrá merecido la pena.

Frida la llorona dijo...

Una polilla...que siempre encuentra la luz, unos charcos oscuros y malos tiempos para volar...
Releí varias veces y comprendí muchas tantas más....
Me encantó este vino, vendré a beber más....

Una abraçada per tu...escrius bellissim.

Frida

Mixha Zizek dijo...

La imagen final de la polilla me deja pensando que buscan esa luz como muchos de nosotros, es tanto el deseo que acaba muchas veces acabandote. Tu relato me gusto porque la polilla traspasa límites para romper y salir pero al final queda atrapada en el sistema y cumple su ciclo y muere, claro es una interpretación libre,

me gusta mucho esta entrada, beso

Noelia Palma dijo...

me atrevo a decir que es un texto un tanto metafísico sobre todo hacia el final:

"Parece que el tiempo de surcar el cielo está tocando su fin. Ya ves, prefiero ahogarme en un charco frío y oscuro a caer desde las alturas." por ejemplo.

cuando se tendrá conciencia de la muerte?

vera eikon dijo...

¿Eres consciente de la magia que encierras en tus descripciones? Tus cielos, tus días, tus charcos, me dejan totalmente hipnotizada. Recreas muy bien ese ambiente que siento muy afín a mi alma. Pobre polilla, es terrible estar muerta y no saberlo. Y desgraciadamente es algo tan común, a veces pienso que somos zombies que habitan un mundo que otros sueñan. Personajes sin papel, sólo con un texto, en la loca obra de la vida. Me ha encantado. Besos

Aka dijo...

Yo opino igual Carmela, toda caída implica un vuelo o intento del mismo, siempre mejor eso que cohibirse y renunciar a las propias ilusiones o a uno mismo.
un beso

Aka dijo...

Me alegro que te haya gustado Frida, eres bienvenida cuanto gustes, gracias por releerlo varías veces, seguro que has comprendido cosas que ni yo comprendo. Suele sucederme.
Una abraçada i fins aviat

Aka dijo...

Mixha, no había pensado en el texto tal y como lo has interpretado, pero podría ser, tampoco lo pensé mucho. Quería más que nada reflejar a través de la polilla como por temores ajenos uno es capaz de renunciar a su sueños o manera de ser, matándose (no literalmente) en ese proceso.
gracias por tu punto de vista, siempre es interesante saber como leen los otros las historias.
un beso

Aka dijo...

Noelia, quizás tiene algo, pero no aspira a tanto! Pero me alegra que pueda suscitar preguntas en otros, las preguntas suelen ser más interesantes que las propias respuestas. Creo que vamos tomando conciencia de la muerte poco a poco a lo largo de toda nuestra vida, por las experiencias o vivencias que vamos registrando, así como por la percepción del tiempo y los cambios que vamos experimentando.
muchas gracias por comentar! besos

Aka dijo...

Vera, no, no soy consciente, pero si lo dices deberé creérmelo un poquito, que bien que consiga hacerte llegar mis imágenes a través del texto. Como dices, lo de la polilla es una tragedia, pero en ocasiones también yo me siento como la polilla con miedo al miedo, renunciando a cosas por temores desconocidos o absurdos que te impiden vivir con toda la libertad que desearías. Me encanta que te haya encantado.
besos

etcétera dijo...

Aka,no tengas miedo.Porque miras,comprendes y transformas en color.

"La oscuridad es el vestido del mundo"-podría ser un poema en si.

Aka dijo...

gracias por las palabras Etc, me gusta lo de transformar en color.

un abrazo

Ina dijo...

Muy bueno, me gustan las imágenes que me sugieres, se te da bien^^

Saludo!

Anónimo dijo...

Me embriagó este vino que nos traes...

Buenas metáforas, yo saltó en los charcos, me mojo y sigo atontada volando como polilla sin luz a la que acudir... pero eso es una historia de alguien que bebe un mal vino, yo... este tuyo parece calmar mi sed...

Me gusta tu blog, me quedo por aquí, con tu permiso...

Un fuerte abrazo...

Aka dijo...

por supuesto que puedes quedarte Minuet, no hace falta permiso para ello. Lo de no encontrar la luz, mejor, que ya sabemos todos donde acaban al final las polillas, girando alrededor de la bombilla candente hasta que se extinguen... sabiendo qué esperan de la lámpara. Mejor pasar entre ellas sin caer en su campo de gravitación.

otro abrazo

Aka dijo...

gracias Ina por comentar, celebro que te haya gustado el relato.

besos

çç dijo...

Lo siento Aka pero me dejas sin palabras, quiero decirte algo sobre el texto pero oscilo en un páramo que me lo impide. Motivado quizás a la bello que ha sido leer el texto dos veces y sentir un basta. Dani, vete a dormir, ha sido suficiente.

Aka dijo...

Rider muchas gracias por las no palabras, tus comentarios siempre son bienvenidos, me gustan, tengo que releerlos varias veces y girar sobre ellos como si fuesen rompecabezas más de una vez. Espero que hayas dormido bien. Un saludo

Stalker dijo...

increíble relato... y la polilla estaba muerta... es un espectro el que habla: una conversación entre espectros que intercambian un leve sabor de vida, un crepúsculo pautado

la existencia como caída, sin cielo posible, sin asidero. Un visión desde la alcantarilla, como diría Pizarnik. Todo conspira para la des-aparición, como diría Maillard.

me ha gustado la atención a pequeños detalles, la "pequeña metafísica oblicua", el ritmo que encabalga la narración y que asume la arritmia (la gravedad en la gracia) en su dulce, lento devenir...

saludos

Aka dijo...

Muchísimas gracias por el comentario Stalker, no deja de sorprenderme la interpretación que hacen los otros de los textos de uno. No pretendía ser tan oscuro como para reducir la existencia a una caída inevitable, pues no todos caen, aunque de hecho el que no cae (el gato) es porque no vuela, así que quizás en el fondo tengas algo de razón en tu análisis, y el gato no se figure más que como un rey entre los caídos, uno que ya lo era desde un principio por carecer de la ligereza de las aves. Seguiré pensando en ello, me has hecho pensar, como los comentarios de los otros, y eso se agradece, me gusta creer que el texto pueda interpretarse de distintas maneras, de alguna forma es como si así tuviese vida, no fuese un mero objeto o algo acabado.

un abrazo

Humberto Dib dijo...

Un texto generador de imágenes mentales...
Un abrazo.
HD